Cómo conservar el cava abierto (y no es con la mítica cucharilla)

Hoy muchos españoles descorcharán cava para celebrar la lluvia de euros que les ha caído gracias a la Lotería de Navidad y seguro que ellos no necesitarán estos consejos, porque entre el que se van a echar por encima a modo de celebración deportiva y con el que brindarán, apenas va a quedar nada en las botellas.
Pero si te gusta disfrutar del cava con moderación en las comidas y cenas navideñas y siempre te acaba sobrando para la siguiente comida, apunta estos sencillos trucos para que no pierda sus burbujas. Y siento destrozarte los recuerdos de tu infancia, pero no, el clásico truco de la cucharilla de café no funciona.
Lo primero que tengo que decirte es que conservar el cava una vez abierto es un desafío, ya que la efervescencia disminuye con el paso del tiempo hagas lo que hagas. Pero siempre se pueden aplicar algunos trucos para que ocurra lo más tarde posible.
Los sencillos trucos para conservar el cava abierto
El mejor truco no es más ni menos que hacerte con un buen tapón hermético, específico para cava o champán. Estos tapones tienen una tapa metálica que mantiene la presión y evita que se escape el gas carbónico, lo que ayuda a mantener las burbujas.
En cuanto hayas decidido que no vas a beber más, tápala y llévala a la nevera, porque, aunque no puedes restaurar por completo la efervescencia, el frío ayuda a ralentizar el proceso de oxidación. La temperatura fría también ayuda a preservar el sabor del cava.
Las variaciones bruscas de temperatura pueden afectar negativamente al cava, así que trata de mantenerlo en un lugar constante y no moverlo de un sitio frío a uno cálido, ya que esto puede acelerar la oxidación.
Cuando lo metas en el frigorífico, coloca la botella en posición vertical, ya que así, reduces la exposición al oxígeno, lo que ayuda a preservar su frescura y burbujas por más tiempo. Evita acostar la botella.
Y como ya hemos dicho, conservar el cava abierto intacto es prácticamente imposible, aunque pongas estos trucos en práctica, así que consúmelo lo antes posible.
No lo dejes de una semana a otra, porque al tercer día, el cava ya habrá perdido gran parte de su efervescencia. Lo recomendable es acabar de consumirlo como mucho el día después de abrirlo.
¿Por qué poníamos una cucharilla?
Y si te preguntas por qué hemos estado poniendo durante años una cucharita de postre en la boca de la botella de cava con la esperanza de que no se perdieran las burbujas, la razón es porque el metal del cubierto contribuye a mantener el frío de la botella, por lo que ayudaría a que el gas carbónico se mantuviera durante más tiempo.
Pero con el paso del tiempo, ha quedado claro que este truco es más mito que realidad, porque, aunque el frío sí ayuda a ralentizar la pérdida de gas, el efecto que tiene una cuchara metálica sobre la botella es muy limitado. Así que, lo dicho, hazte con un buen tapón hermético ¡y a seguir brindando!