¿Dietas en los jóvenes? Riesgos y alternativas saludables

¿Tu hijo adolescente quiere hacer dieta? Como padres y madres, nuestro rol no es solo el de vigilar lo que comen, sino el de acompañar, informar y apoyar a nuestros hijos e hijas en la construcción de una relación positiva con la comida y con su imagen corporal. Antes de tomar decisiones, conoce los riesgos de las dietas restrictivas en esta etapa clave del desarrollo.
¡Hola, padres y madres! La adolescencia es una etapa de cambios físicos, emocionales y sociales. En medio de esa transformación, muchos jóvenes empiezan a preocuparse por su imagen corporal, y no es raro que consideren hacer dietas para cambiar su apariencia. Pero, ¿cómo de seguras son estas dietas para su salud?
¿Es recomendable que los jóvenes hagan dieta?
La pregunta clave: ¿Es recomendable que los jóvenes hagan dietas? La respuesta corta es no, al menos no sin la supervisión de un profesional de la salud.
Durante la adolescencia, el cuerpo está en pleno crecimiento y desarrollo, y necesita una alimentación equilibrada para funcionar correctamente. Limitar la ingesta calórica o eliminar grupos de alimentos puede ser muy perjudicial.
Si quieres saber cuáles son los riesgos de las dietas en los adolescentes y qué puedes hacer tú como padre para ayudarles, no te pierdas el podcast presentado por Rosi, directora educativa de Kitchen Academy.
Los riesgos de las dietas restrictivas
Muchas dietas populares promueven la restricción de calorías o la eliminación de ciertos grupos alimenticios. En los jóvenes, esto puede llevar a una deficiencia de nutrientes esenciales, afectando su crecimiento, energía y concentración. Además, puede causar problemas de salud a largo plazo, como trastornos hormonales, debilitamiento óseo e incluso afectar el desarrollo cerebral.
También se ha comprobado que las dietas demasiado estrictas pueden causar efectos rebote, provocando un aumento de peso posterior aún mayor, lo que a su vez afecta la autoestima del adolescente.
Impacto en la salud emocional y mental
No solo hay riesgos físicos. Las dietas restrictivas pueden generar una relación poco saludable con la comida, provocando ansiedad, obsesión por el peso y, en casos extremos, trastornos de la alimentación como la anorexia o la bulimia.
La presión social y la influencia de las redes sociales agravan este problema, afectando la autoestima y el bienestar emocional de los adolescentes.
En este sentido, es esencial fomentar una imagen corporal positiva y enseñarles a valorar su cuerpo por lo que puede hacer, no solo por su apariencia. Una buena estrategia es seguir cuentas en redes sociales que promuevan la diversidad corporal y el bienestar integral.

¿Qué hacer si un joven quiere bajar de peso o mejorar su físico?
Es fundamental abordar el tema con sensibilidad y cuidado. En lugar de enfocarse en dietas restrictivas, debemos orientar a los nuestros hijos hacia un estilo de vida saludable basado en una alimentación equilibrada y actividad física regular.
La clave está en enseñarles a comer de manera consciente, eligiendo alimentos nutritivos que les proporcionen energía y bienestar. Ayúdales a entender que la alimentación no se basa solo en calorías, sino también en calidad y variedad nutricional.
Algunos consejos prácticos para ayudar a tu hijo adolescente son:
- Horarios de comida regulares: Establecer horarios de comida regulares le ayudará a evitar el hambre entre horas y el picoteo excesivo.
- Promueve los alimentos saludables: Que no falten en tu despensa las frutas y verduras, las legumbres y los cereales integrales. Planifica el menú semanal e incluye todos los grupos de alimentos saludables para que los jóvenes sigan una dieta variada y equilibrada.
- Reduce los alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas.
- Más actividad física: La mejor motivación es animarle a practicar una actividad que disfrute como montar en bici, bailar o deportes en equipo.

Educación nutricional y hábitos saludables
La mejor manera de ayudar a los jóvenes a mantener un peso saludable es educándolos sobre nutrición, porciones adecuadas y la importancia de la actividad física. Podemos implicarles en la planificación y preparación de las comidas, y promover un entorno positivo respecto a la imagen corporal y la alimentación.
Además, es útil enseñarles a leer etiquetas nutricionales para que aprendan a identificar el contenido de los alimentos que consumen. También se pueden aprovechar recursos educativos, como apps de nutrición para adolescentes o talleres escolares de alimentación saludable.

¿Cuándo consultar con un profesional?
Si un adolescente expresa con frecuencia preocupación por su peso, su aspecto físico o cambia sus hábitos alimenticios de forma drástica (por ejemplo, deja de comer ciertos grupos de alimentos o salta comidas), es importante consultar con un profesional de la salud que pueda ofrecerle orientación personalizada y saludable, evitando los riesgos asociados con las dietas restrictivas.
Un nutricionista o pediatra especializado en adolescentes podrá evaluar su estado nutricional, detectar posibles carencias o comportamientos de riesgo, diseñar un plan personalizado si realmente necesita mejorar su alimentación o modificar su composición corporal.
En algunos casos, también puede ser necesaria la intervención de un psicólogo especializado en adolescentes o en trastornos alimentarios.
Educación nutricional desde casa
La mejor forma de ayudar a un adolescente a mantener un peso saludable es enseñarle a cuidar su cuerpo sin caer en extremos. Como padres, el reto es fomentar una relación positiva con la comida y con ellos mismos.

Algunos consejos útiles que puedes aplicar en el día a día son:
- Ser ejemplo : Los adolescentes imitan lo que ven y los padres son un referente. Si como adulto cuidas tu alimentación sin obsesionarte, ellos tenderán a seguir ese comportamiento.
- Cocinar en familia : Para una alimentación más consciente involucra a los jóvenes en la compra y en la elaboración de las comidas.
- Comer juntos sin pantallas : Cenar juntos es especialmente recomendable cuando comen en el colegio. Compartir ese momento en la mesa es educativo ya que se facilita la conversación y se transmiten hábitos saludables de forma natural. Evita móviles y televisión, son pura distracción.
- Evitar comentarios sobre el físico : Los comentarios negativos sobre el físico, aunque sean en tono de broma, pueden afectar a la imagen que el adolescente tiene de sí mismo. Evítalos.
- Reconocer los hábitos saludables : Si prepara su propio desayuno saludable o elige una merienda más nutritiva reconoce su logro. ¡Ese es el camino!
En definitiva, se trata de acompañar y guiar. La adolescencia es una etapa sensible en la que los jóvenes necesitan apoyo, comprensión y educación. Proporcionar una base sólida de educación nutricional y hábitos saludables, tanto en casa como en el entorno escolar, es la mejor forma de prevenir problemas de salud derivados de seguir dietas inadecuadas.
Escucha sus preocupaciones, acompáñales con empatía y presta atención a sus cambios de conducta para guiarlos hacia un estilo de vida equilibrado y saludable.