El tomacco de Los Simpson: ciencia, genética y una predicción que no era broma
Lo que en un principio comenzó como un simple chiste de Los Simpson, se ha convertido en una pregunta con base científica: ¿puede existir realmente el tomacco, esa improbable mezcla entre tomate y tabaco que Homer cultiva tras un desastre radioactivo? Vamos a descubrirlo, te vas a sorprender.

Homer y su invento radiactivo: ¿broma o profecía genética?
A pesar de que suene a delirio animado, la respuesta quizá te sorprenda: la ciencia no lo descarta del todo. De hecho, existen razones botánicas y tecnológicas que hacen que esta loca idea tenga más fundamento del que piensas.
Tomate + tabaco = ¿familia?
Aunque a simple vista no tengan mucho en común (más allá de que uno va en ensalada y el otro… no debería ir en nada), el tomate y el tabaco son primos-hermanos. Y no, no en el sentido figurado, sino botánico: ambos pertenecer a la familia de las solanáceas, el mismo grupo en el que se incluyen la patata, el pimiento o la berenjena.
De esta forma, se puede decir que comparten un fondo genético que los convierte en potenciales candidatos para ser combinados, ya sea por edición genética avanzada o por cruzamiento tradicional (injertos).

Sí, el tomate también tiene nicotina
No sé si lo recordarás. Una de las razones por las que el tomacco era tan adictivo en el episodio E-I-E-I-(Annoyed Grunt - Temporada 11 Episodio 231 - Año 1999) debido a su contenido en nicotina. ¿Ciencia ficción? No tanto.
Lo cierto es que algunas plantas de la familia de las solanáceas, tomate incluido, producen pequeñas cantidades de nicotina como forma de defenderse de los insectos.
Pero, no te preocupes, que no vas a engancharte al gazpacho. Habría que comerse más de 10 kilos de tomates en un día para igualar la cantidad que aporta un solo cigarro. Aunque el dato curioso está ahí: la nicotina no es exclusiva del tabaco, y eso provoca que la idea del tomacco tenga una base biológica real.
La ingeniería genética ya lo había anticipado
Antes de seguir, un pequeño viaje en el tiempo. Mucho antes de que Homer hiciera de las suyas con la radiación, los científicos ya jugaban con genes vegetales. En 1983, se creó la primera planta transgénica de la historia: un tabaco resistente a antibióticos. Tal vez no lo recuerdes, pero fue el inicio de una revolución silenciosa en los laboratorios.
Posteriormente, en el año 1994, apareció en los supermercados el primer tomate transgénico comercial: el famoso, Flavr Savr, diseñado para no pudrirse tan rápido. Un experimento que no duraría mucho en el mercado por problemas de textura y sabor, pero que fue una prueba fehaciente de que modificar vegetales genéticamente es posible… incluso en el caso de un híbrido loco como el tomacco.
Un fan lo intentó... ¡y consiguió un tomacco real!
Inspirándose en la popular serie, un fan estadounidense tomó la decisión de experimentar en su casa. ¿Qué hizo? Injertó una planta de tomate en una raíz de tabaco. El resultado no pudo ser más inquietante: una planta que dio tomates, conectados a su vez al sistema ridiculizar del tabaco.
Aunque no era un híbrido transgénico como tal, demostró que la fusión física entre ambas especies funciona. Una especie de tomacco casero que logró pasar de la pantalla a la vida real.
Lo que Los Simpson sí predijeron: el miedo a los transgénicos
Volviendo al mítico episodio, conviene recordar que también encierra una crítica social: el temor irracional hacia la ciencia, sobre todo cuando está relacionado con los alimentos.
En la ficción, el tomacco es tratado como un engendro radioactivo, mientras que en la vida real, son muchos los productos modificados genéticamente que reciben un rechazo similar, pese a los estudios que avalan su seguridad.
Para muestra un botón. En la actualidad, la ingeniería genética permite crear alimentos más nutritivos y resistentes, como bien puede ser el arroz dorado, rico en vitamina A y formulado para combatir la desnutrición en países pobres.
Aunque, como bien hemos dicho, el concepto artificial no está bien visto en términos alimentarios.
¿Delirio animado o futuro posible?
Vamos con la pregunta que seguro ya te has hecho. ¿En un futuro veremos los tomaccos en los supermercados? Posiblemente, no. A pesar de que la tecnología para crearlos ya existe.
Con algunas herramientas como CRISPR, los científicos pueden insertar genes de una planta en otra con precisión quirúrgica. La pregunta, por tanto, no es si se puede hacer, sino si vale la pena hacerlo.
En definitiva, el episodio sirve como excusa perfecta de cara a abrir el debate sobre el futuro de los alimentos, la percepción pública de la ciencia y los límites de la biotecnología.

Cuando la ficción se adelanta a la ciencia
Pero el tomacco no es el único invento loco de Los Simpson que ha rozado la realidad. Porque si eres un fan de la serie de Matt Groening, seguro que recuerdas estas predicciones:
- Relojes inteligentes: Lisa ya llevaba uno en los años 90.
- Traductores de bebés: existen apps que lo intentan.
- Donald Trump presidente: predicho en un episodio del año 2000.
- Asistentes virtuales, videollamadas, inteligencia artificial, etc.
En definitiva, lo que parecía un invento absurdo de un dibujo animado es, en realidad, una pequeña ventana a la ciencia del mañana. No, no vamos a ver cultivos de tomacco en años venideros, pero su concepto nos invita a pensar en cómo usamos la tecnología en la comida. Y la manera en que la entendemos.