La especie que desafía todas las teorías sobre el envejecimiento

Desde sus inicios, la Humanidad siempre ha intentado descubrir el secreto de la vida eterna. La inmortalidad se ha visto reflejada tanto en relatos mitológicos como en recientes avances científicos. En la ficción, y no ficción, siempre recordaremos los poderosos personajes que anhelan conseguir ser inmortales. Elixires, hechizos, experimentos científicos, etc. han sido las fórmulas más empleadas a la hora de esquivar a la muerte.
La medusa inmortal
La medusa inmortal o Turritopsis dohrnii (nombre científico) es la especie que desafía todas las teorías relacionadas con el envejecimiento y la muerte.
Un animal marino capaz de rejuvenecer y reiniciar su ciclo vital de forma infinita, que se puede encontrar en el mar Mediterráneo y aguas que rodean a la isla de Japón.
¿Inmortal o amortal?
Quizá haya que decantarse por la segunda opción puesto que este concepto se define como la capacidad de estar vivo de manera indefinida (siempre en referencia a sus propias características).
Porque es importante señalar que si un depredador se come a medusa o enferma por cualquier tipo de motivo (contaminación, cambios de temperatura, etc.) se puede morir.
Es inmortal o mejor, amortal en términos de envejecimiento y ciclo de vida, pero si entra en juego un tercer factor o condicionante que no dependa de la propia medusa, sería a todos los efectos un ser mortal.

¿Cómo funciona la inmortalidad de esta especie?
La medusa inmortal cuenta con un sorprendente ciclo de vida. De pólipo pasa a medusa, etapa en la que se reproduce de forma sexual, para posteriormente reabsorberse en sus tentáculos, volviendo a ser un pólipo.
Y así de manera infinita, dando lugar a un eterno bucle. En vez de reproducirse y morir, como cualquier ser vivo, esta especie vuelve al comienzo de la vida (al punto de partida), de forma cíclica.
Es en este momento cuando descodificamos el proceso de transdiferenciación por el cuál esta medusa logra alcanzar la tan ansiada inmortalidad.
Se trata de un proceso en el que las células adultas se transforman en células madre indiferenciadas que cuentan con la capacidad de desarrollar cualquier tipo de célula.
Qué dice la comunidad científica
Esta increíble capacidad a la hora de detener el proceso de envejecimiento, resetear y volver al estado de inicial es admirada por la comunidad científica mundial, que se frota las manos ante lo que puede ser el mayor descubrimiento de la historia.
Si bien la inmortalidad no se establece como un objetivo posible, los científicos trabajan para encontrar una forma más eficaz de responder a las consecuencias (negativas para la salud) que tiene el paso de los años en los humanos.
Objetivos de los estudios
A la hora de investigar el proceso de transdiferenciación en la medusa se pretende descubrir nuevas maneras de controlar el envejecimiento celular propio del ser humano.
También se busca establecer nuevas terapias antienvejecimiento en las que se retrase o revierta el envejecimiento humano.
Y por supuesto, prevenir y combatir de una forma más eficaz enfermedades relacionadas con la edad como Parkinson o Alzheimer.
Se abren nuevos caminos a la hora de comprender los mecanismos en los que se sustentan la regeneración (tratar las enfermedades propias de la edad) y la longevidad (esperanza de vida) del ser humano, tal y como las conocemos hoy en día.

La vita eterna y la ficción (o no ficción)
Durante este tiempo ha sido la propia naturaleza la que nos ha desvelado uno de sus misterios más sorprendentes: la medusa inmortal o Turritopsis dohrnii. El único ser vivo (conocido por el momento) que es capaz de revertir su proceso de envejecimiento, obviando el ciclo vital establecido por la biología.
Preguntas sin respuesta a día de hoy. Incógnitas a las que la ciencia intentará arrojar algo de luz con el paso del tiempo. Al igual que las cuestiones científicas relacionadas con viajes en el tiempo o portales a otras dimensiones, más presentes en la ficción (películas o series de tv) que en la vida real.
Y no, aunque pueda parecer una leyenda (seguro que recordamos a la mítica figura de Medusa dentro de la mitología griega), nos encontramos ante una realidad científica y biológica. ¿Lo veremos alguna vez en el ser humano? ¿Será posible?