El concepto de muerte en diferentes especies del mundo animal

¿Saben los animales lo que es la muerte? ¿Son conscientes de que ellos mismos van a morir? ¿Tienen conductas de duelo ante la pérdida de familiares? El mundo animal es amplio y complejo, por lo que es fácil que podamos ver reflejado en algunos animales comportamientos típicamente humanos, como nuestra especial y única interacción con la muerte.
Sin duda estas son preguntas que probablemente hayas tenido en algún momento, por eso en este artículo reflexionamos sobre qué sabe la ciencia actualmente al respecto. ¿Te interesa?
¿Saben los animales lo que es la muerte?
Lo primero de todo, me gustaría comenzar este artículo hablando sobre lo difícil que es responder a esta pregunta. Los tanatólogos (los científicos que investigan todo aquello relacionado con la muerte, normalmente en personas) se deben enfrentar a muchos problemas, como las limitaciones éticas que, por razones obvias, dificultan los experimentos relacionados con la muerte de animales, pero también al factor humano, es decir, a su propia experiencia como personas.
Por este motivo, muchas veces lo que sabemos al respecto se basa en observaciones oportunistas de comportamientos en la naturaleza y pueden estar sesgadas por nuestra cultura.
Hasta lo que sabemos actualmente, es bastante probable que nuestro concepto de muerte sea únicamente algo propio de nuestra especie debido al gran trasfondo cognitivo que tiene.
Esto parece algo obvio, la muerte es un constructo hipotético, ya que podemos observar el proceso de morir, podemos ver como un ser que estaba vivo deja de estarlo; sin embargo, no podemos percibir la propia muerte, y mucho menos la nuestra.

Podemos intuir que eso que hemos visto que les pasa a todas las personas y animales nos pasará a nosotros mismos, pero ni siquiera podremos experimentar nuestra muerte. Esto demuestra la gran complejidad que hay detrás de comprender que algún día moriremos, lo que dificulta que otras especies la hayan alcanzado.
Como respuesta rápida, podemos casi asegurar que nuestro concepto de la muerte es exclusivo de las personas y que el resto de animales, que no han desarrollado complejos mecanismos cognitivos ni tienen una comunicación lingüística tan compleja como la nuestra, no pueden alcanzar.
Debemos tener en cuenta que nuestra inteligencia es un subproducto de la evolución, no el objetivo principal, por lo que difícilmente podríamos justificar que sea fácil alcanzarla. Sin embargo, muchas especies de animales son capaces de percibir un mayor o menor número de colores de los que nuestra especie percibe, es decir, ven diferente. ¿Diríamos en este caso que no pueden ver?
A pesar de que no esperamos descubrir un concepto de la muerte tan complejo como el que nosotros tenemos desarrollado, en muchos animales existe evidencia de que pueden tener un cierto desarrollo, sobre todo animales marinos como los cetáceos, además de los grandes primates, nuestros parientes más directos. ¿Quieres saber que conocemos actualmente al respecto?

¿Cómo interactúan con la muerte las especies animales?
Cómo has visto, muchas veces cuando nos preguntamos acerca de si los animales saben que van a morir, solemos hacerlo con connotaciones filosóficas y sociológicas. Normalmente, pensamos en conceptos muy relacionados con nuestra experiencia, basada, en muchas ocasiones, en el duelo. Esto pertenece al antropocentrismo, una característica de nuestra especie que se basa en medir todo con unidades humanas.
Esta es la primera barrera que debemos derribar para comprender como otras especies interactúan con la muerte, ya que puede ser distinto a cómo nosotros lo hacemos y, sin embargo, ser completamente válido.
Por este motivo, existe un concepto mínimo de la muerte, que se puede asignar a aquellas especies que, ante un cadáver, pueden entender que este es un ente del que se esperaría que tuviera las funciones características de un ser vivo, pero que no las tiene y que no puede recuperar.

En el mundo animal (donde nos incluimos) encontramos dos formas principales en las que los animales responden a la muerte:
Necroforesis, necrofobia y otras interacciones evolutivas
En este primer grupo se engloban todas aquellas acciones que evolutivamente tienen una recompensa para la especie. Estamos hablando, por ejemplo, de la eliminación de individuos que han fallecido, alejando sus cadáveres y evitándolos.
Se trata de actividades relacionadas con necesidades higiénicas para evitar, por ejemplo, la aparición de enfermedades. En este caso se podría comprender la diferencia entre un cadáver y un ser vivo, aunque no tiene por qué comprenderse la relación entre ambos, por lo que no demuestra por sí mismo una comprensión de qué significa morir. Esto se ha visto en muchas especies, aunque sin ir más lejos, en nuestra sociedad solemos enterrar a nuestros familiares ya fallecidos en cementerios que casualmente se suelen encontrar fuera de las localidades.
Cómo ya habrás imaginado, estos comportamientos pueden ser fácilmente premiados por la evolución, ya que, por ejemplo, ayuda a reorganizar la jerarquía del grupo, o ayuda a una mejor redistribución de los recursos, lo que puede ser la diferencia entre que la especie sobreviva o no.
Hay ciertos comportamientos sociales que no sabemos exactamente si se pueden incluir en este grupo o no, puesto que hay ejemplos de individuos moribundos que se apartan de la manada u otros que buscan un mayor afecto cuando están a punto de fallecer y que no acabamos de poder explicar.

Interacciones complejas con la muerte
Se han documentado en varias especies de mamíferos y aves con interacciones con los cadáveres mucho más complejas con comportamientos afiliativos, como el cargar con miembros de la población fallecidos, acicalarlos o cuidarlos.
Son estas interacciones las que realmente nos interesan, ya que nos muestran que ciertos animales son capaces de comprender que el animal que ahora ha fallecido era el animal que antes estaba vivo, demostrando un mayor desarrollo del concepto de muerte y, en muchas ocasiones, realizando actividades que podríamos asociar al duelo.
Hasta ahora hemos hablado únicamente de las interacciones más físicas, sin embargo, si hay algo que se caracteriza de nuestro concepto de muerte, es la carga emocional. Esto es algo mucho más difícil de evaluar en la naturaleza y no podemos diferenciar fácilmente si una conducta tiene una carga emocional o no.
A todos nos sonará, por ejemplo, el caso de una orca que cargó con su cría fallecida durante 17 días, en una especie de duelo que nos recuerda mucho a nuestros velatorios y que nos pueden demostrar la complejidad cognitiva y lo parecidos que podemos ser con otros mamíferos, algo que conviene recordar cuando pensemos en la cría en cautividad de estas especies.

Sin embargo, no podemos asegurar a ciencia cierta que la madre supiera si su cría había fallecido o no. Por tanto, esta conducta podría ser muy distinta a cuando en nuestra especie nacen bebés fallecidos y los padres tienen este mismo comportamiento como una forma de comenzar el duelo. En este campo, los motivos, son lo más importante.
Otro sorprendente caso se vio en un grupo de chimpancés, donde la muerte de un individuo adolescente provocó que el resto de sus compañeros se apiñasen a su alrededor, lo acicalasen e incluso lo agrediesen, interpretándose esto último como la frustración ante la falta de respuesta del fallecido.
Destaca este acicalamiento, donde se dedicó tiempo, cuidado y ternura, sobre todo por los miembros que más cercanamente habían interactuado con este miembro del grupo, llegando incluso a limpiarle los dientes. Sin duda también os sonará el hecho de que algunos elefantes han sido observados colocando tierra y restos vegetales sobre los cadáveres de miembros de su grupo, algo muy similar a nuestros enterramientos.
Aunque sin duda, el nivel más complejo de interacción ante la muerte observado en chimpancés, al menos según mi opinión, fue el caso en el que un chimpancé, que había perdido hace años a su cría, se volcó con una compañera de grupo que estaba pasando por esa situación, aun cuando con anterioridad no tenían una relación especialmente profunda. Esto parece demostrar que pueden entender, en cierta medida, la muerte, aprender de ella y ayudar a sus congéneres cuando esta vuelve a ocurrir.

Entonces ¿comprenden los animales lo que es la muerte?
La especial atención que hacemos a estos comportamientos "tan humanos" puede volver a sesgarnos para responder a nuestra pregunta sobre cómo los animales interaccionan con la muerte. Si un animal no parece experimentar ese duelo o, al menos, una reacción negativa ante la muerte, ¿podemos asegurar que no comprende la muerte y que no le asigna una carga emocional?
Nuevamente, que un animal no reaccione como nosotros reaccionaríamos no significa que no esté reaccionando. Por ejemplo, hay pruebas en el mundo animal, sobre todo en primates y cetáceos, de asesinatos por "pura diversión", donde el objetivo no era alimentarse de la presa. ¿Esto implica una mayor o menor concepción de la muerte?
Respondiendo a nuestra pregunta, es bastante probable que animales en los que se ha demostrado que existe un buen desarrollo cognitivo, y que solemos entender como bastante inteligentes, muestren conductas específicas ante la muerte. Aún queda muchísima investigación que realizar al respecto, pero parece que hay especies que pueden entender qué significa la muerte, aunque es probable que no sepan que ellos mismos vayan también a experimentarla.
¿Sabías que existen animales con estas curiosas interacciones respecto a miembros de su comunidad que han fallecido? ¿No te parece que son un poco más cercanos a nosotros mismos de lo que solemos pensar?