Así es el plátano que nunca se oscurece: el avance científico que podría reducir el desperdicio de este alimento

Una de las frutas que más fácilmente acaba en la basura cuando se oscurece o está demasiado madura es el plátano. Son pocas las personas que le dan una segunda oportunidad en forma de bizcocho esponjoso o galletas de avena. O mejor aún, que conocen el truco para alargar su vida útil.
La empresa británica de biotecnología Tropic ha puesto sobre la mesa o, mejor dicho, sobre el frutero, una solución: ha desarrollado un plátano modificado genéticamente que no se ennegrece y puede mantenerse fresco y amarillo hasta 12 horas después de ser pelado. Es decir, una fruta con mucha más durabilidad.
Los científicos han logrado desactivar un gen responsable de la producción de una enzima llamada polifenol oxidasa, causante del pardeamiento (también conocido como oscurecimiento), un proceso natural que afecta a muchas frutas y verduras, alterando su color hacia tonos marrones.

En el caso del plátano, Tropic ha desarrollado esta variedad partiendo del Cavendish, la misma variedad que el plátano de Canarias, mediante técnicas de edición genética CRISPR, que permiten modificar el genoma de cualquier célula. Lo que han hecho es precisamente desactivar el gen responsable de la producción de la enzima que provoca el oscurecimiento.
¿Mantiene el sabor? Según sus desarrolladores, 'los plátanos tienen el mismo sabor, aroma y nivel de dulzor, con la diferencia de que la pulpa no se oscurece tan rápido. Esto permite añadirlos a ensaladas de frutas o productos envasados sin que se pongan negros'.
Este producto se suma a una serie de frutas y verduras modificadas genéticamente, diseñadas para tener una mayor vida útil. Los científicos destacan que esta tecnología puede convertirse en una herramienta poderosa para combatir el desperdicio alimentario a escala global.

'El plátano es el cuarto cultivo más importante a nivel mundial, pero también uno de los más perecederos. Se calcula que el 50 % del plátano cultivado nunca llega a consumirse', afirma Gilad Gershon, CEO de Tropic, en una entrevista.
Y es que a lo largo de la cadena de suministro, más del 60 % de los plátanos exportados se pierde antes de llegar al consumidor, debido a los golpes que sufren durante la cosecha y el transporte.
La empresa ya cuenta con autorización para comercializar estos plátanos, aún sin nombre comercial, en Filipinas, uno de los principales productores y exportadores de plátano del sudeste asiático.
¿Es peligroso consumir un plátano modificado genéticamente?
La edición genética en la agricultura suele generar debate. Sin embargo, Tropic aclara que esta innovación no debe confundirse con los organismos genéticamente modificados (OGM), ya que no se introduce material genético de otras especies, sino que se desactivan genes ya presentes en la fruta.
En Estados Unidos y Canadá, el plátano 'editado' ya ha sido aprobado para el consumo, y se espera que el Reino Unido y otros países sigan el mismo camino. Esta aprobación podría abrir la puerta al desarrollo de nuevas frutas y hortalizas con mayor durabilidad y resistencia a las plagas.
Actualmente, se estima que el 33 % de los productos agrícolas cosechados a nivel mundial no se consume, en gran parte por la corta vida útil de frutas y verduras.

En España, el plátano se encuentra entre las frutas más consumidas junto con el kiwi, el aguacate, la piña y la chirimoya. Representa el 2,26 % de la compra total de los hogares, con un consumo per cápita de 13,01 kilos por persona al año, un 12,4 % más que en 2022, según el Informe del Consumo Alimentario en España 2023.
Plátano de maduración lenta y otras investigaciones
Tropic también ha desarrollado un plátano de maduración lenta, ya aprobado en varios países, que prevé lanzar a finales de año. Otros equipos trabajan en lechugas que se marchitan más lentamente, manzanas y patatas resistentes a los golpes, y estudian los genes que determinan la velocidad de marchitamiento en uvas y arándanos.
Además, se investiga la función de la cutícula, la capa cerosa que recubre la superficie de las frutas. Una cutícula más gruesa podría ofrecer mayor protección frente a infecciones fúngicas en manzanas o prevenir pequeñas grietas en frutas blandas como uvas o arándanos, que aceleran su deterioro.