Qué pasa cuando recalientas el café
Café olvidado
Del aroma intenso al amargor en segundos

El 1 de octubre se celebra el Día Internacional del Café, y pocos hábitos están tan ligados a nuestra rutina como la taza que nos acompaña en el desayuno o a media mañana.
Pero, seamos sinceros: ¿quién no ha olvidado alguna vez el café en la mesa mientras atendía una llamada o se entretenía en otra tarea? O peor aún, ¿qué pasa con ese café que ha sobrado del día anterior, hecho en la cafetera italiana, y que guardamos 'por si acaso'?
La pregunta surge de inmediato: ¿se puede recalentar el café sin estropearlo o es mejor hacer uno nuevo?
Qué pasa cuando recalentamos el café
El café recién hecho desprende un aroma intenso y agradable porque libera compuestos volátiles. Cuando lo dejamos enfriar y después lo sometemos de nuevo al calor, esos aceites y sustancias aromáticas se degradan rápidamente.
- El resultado es un café más amargo, con notas metálicas o incluso a quemado.
- Pierde cuerpo y frescura, porque las partículas responsables del sabor ya se han oxidado.
- Además, la cafeína no desaparece, pero la experiencia sensorial cambia radicalmente.
En otras palabras: sí se puede recalentar, pero no sabe igual.

Microondas o fuego: ¿qué método es peor?
No todos los métodos de recalentado afectan igual al café:
Calentar en el microondas
Es la forma más rápida, aunque también la menos recomendable. El microondas calienta de forma desigual, y las zonas más expuestas pueden adquirir un regusto a quemado. Además, los aromas ya oxidados se intensifican.
Recalentar en un cazo al fuego
El resultado suele ser un poco mejor, sobre todo si se hace a fuego muy bajo. Permite controlar la temperatura, evitando que llegue a hervir. Sin embargo, el café seguirá perdiendo calidad, ya que el daño viene más del tiempo transcurrido que del tipo de calor.
En definitiva: ningún método devuelve al café su sabor original.
La temperatura ideal para disfrutarlo
Los baristas coinciden en que la mejor forma de saborear el café es beberlo recién hecho, cuando alcanza una temperatura en torno a 60-65 ºC. Por encima de 70 ºC puede resultar demasiado caliente y enmascarar matices; por debajo de 50 ºC pierde intensidad y se acentúa la acidez.
Sabiendo esto, se entiende mejor por qué un café recalentado no resulta tan placentero: no solo pierde los aromas iniciales, también rompe el equilibrio perfecto entre calor, sabor y textura.
Cómo evitar tener que recalentar el café
Si eres de los que suele olvidarse la taza en la mesa, hay soluciones prácticas que te ahorran el mal trago de beber café recalentado. Una opción sencilla es usar un termo o una taza térmica que conserve la temperatura durante horas. También puedes preparar menos cantidad de café, asegurándote de beberlo siempre recién hecho.

Y si prefieres tener café listo durante más tiempo, apuesta por cafeteras de goteo con placa calefactora o por una prensa francesa, que mantiene el calor sin alterar demasiado el sabor.
Cuando el café sobra: mejor frío que recalentado
Antes de llevar esa taza olvidada al microondas, piensa en darle una segunda vida en frío. Puedes añadir hielo y un poco de leche para improvisar un iced latte, guardarlo en la nevera y servirlo como café con hielo al estilo italiano, o incluso usarlo en repostería: bizcochos, galletas o una mousse de chocolate ganan sabor con un toque de café.

Si hablamos de café del día anterior, lo recomendable es guardarlo en la nevera y no dejarlo a temperatura ambiente. Así evitas sorpresas desagradables y podrás aprovecharlo de forma más segura y con un resultado más agradable. En frío, siempre sabe mejor que recalentado.
El café recalentado en otras culturas
Aunque en el mundo de la especialidad se recomienda siempre evitarlo, en muchas casas y culturas recalentar café ha sido una práctica habitual. En algunos pueblos rurales, por ejemplo, se prepara una olla entera de café por la mañana que se va calentando a lo largo del día. El sabor no es el mismo, pero se convierte en parte de la rutina familiar.
Este contraste muestra que el café no solo es una bebida, también es una costumbre que se adapta a las circunstancias de cada lugar.
Lo que opinan los expertos
Para los baristas y amantes del café, recalentar nunca es la mejor opción. Insisten en que el café es una bebida delicada que cambia de un minuto a otro y que lo mejor es disfrutarla recién hecha. No obstante, reconocen que todos lo hemos hecho alguna vez y que no supone un riesgo si es café negro y no lleva leche.
Algunos recomiendan incluso congelar el café sobrante en cubitos, para añadirlos después a batidos, cócteles o recetas. Una manera práctica de aprovecharlo sin renunciar a un sabor más fresco.
Entonces, ¿se puede o no?
La respuesta corta es: sí, se puede recalentar el café, pero pierde calidad. No te hará daño, la cafeína seguirá ahí, pero difícilmente disfrutarás del mismo sabor y aroma.
El Día Internacional del Café nos recuerda que esta bebida es mucho más que un chute de energía: es un ritual, un placer y una experiencia sensorial. Recalentarlo puede ser una solución práctica, pero si quieres aprovechar todo su sabor, lo ideal es disfrutarlo al momento.
¿Y tú, eres de los que recalienta el café o prefieres empezar de cero con una nueva taza?