Skyr: qué es el alimento islandés proteico que parece yogur

El skyr no es yogur, aunque se le parezca. Descubre qué es, cómo se elabora y por qué este alimento tradicional islandés se ha convertido en un superventas en toda Europa.
¿Qué es el skyr y por qué está de moda?
El skyr es un producto lácteo islandés que en los últimos años ha conquistado los lineales de los supermercados europeos, especialmente entre quienes buscan alimentos ricos en proteínas y bajos en grasa. Aunque muchos lo confunden con un yogur por su textura densa y cremosa, el skyr es en realidad un queso fresco desnatado que se elabora desde hace más de mil años en Islandia.
Su textura espesa, su sabor ligeramente ácido y su perfil nutricional lo han convertido en una alternativa saludable a los yogures y quesos tradicionales. No es casualidad que marcas islandesas como Ísey Skyr hayan traspasado fronteras, ni que las versiones de marca blanca de supermercado estén entre los productos más vendidos del segmento lácteo.
Composición y valores nutricionales
Una de las principales razones por las que el skyr se ha convertido en tendencia es su composición nutricional. A continuación, te detallamos los valores medios por 100 gramos de skyr natural (sin azúcar ni saborizantes):
- Proteínas: 10-12 g
- Grasas: 0-0,5 g
- Carbohidratos : 3-4 g
- Calorías: 60-70 kcal
- Calcio: 100-150 mg
Esto lo convierte en una opción excelente para personas que buscan aumentar su ingesta de proteínas, controlar su peso o reducir su consumo de grasas.
¿En qué se diferencia del yogur?
Aunque el skyr puede parecer un yogur griego por su textura espesa, existen diferencias clave entre ambos:
1. Tipo de fermentación
El skyr se elabora con cultivos específicos (Streptococcus thermophilus, Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus, Lactobacillus acidophilus y Bifidobacterium), y después se cuela para eliminar el suero. Técnicamente es un queso fresco, mientras que el yogur es un producto lácteo fermentado no colado.
2. Contenido proteico
El sky rcontiene más proteínas por 100 g que la mayoría de yogures, incluso el yogur griego. Esto lo convierte en un aliado ideal para deportistas y personas que siguen dietas hiperproteicas.
3. Grasa y textura
El skyr se elabora a partir de leche desnatada, por lo que su contenido graso es muy bajo. Su textura es más densa y firme que la del yogur convencional, incluso sin añadir nata.

¿Qué beneficios tiene el skyr?
El éxito del skyr no se debe únicamente a las modas o al marketing de las grandes marcas. Lo que realmente lo convierte en un alimento estrella es su perfil nutricional, que encaja a la perfección con las necesidades de quienes buscan una dieta equilibrada, saludable y sabrosa.
Uno de sus principales atractivos es su altísimo contenido en proteínas. En cada 100 gramos de skyr natural se concentran más de 10 gramos de proteínas de alta calidad biológica, lo que lo convierte en un aliado perfecto para quienes practican deporte, siguen dietas hipocalóricas o buscan mantener la masa muscular sin recurrir a suplementos artificiales. Esta concentración de proteínas también ayuda a generar una mayor sensación de saciedad, lo que facilita el control del apetito entre horas.
Otro punto fuerte del skyr es que se elabora con leche desnatada, por lo que su contenido en grasa es prácticamente nulo. Apenas supera el 0,1 % en muchas de sus versiones naturales, lo que permite disfrutar de su textura densa y cremosa sin preocuparse por el exceso de grasa ni las calorías vacías.

En cuanto a su aporte energético, el skyr es sorprendentemente ligero: una ración estándar (de unos 150 g) no suele superar las 100 kcal. Tampoco contiene azúcares añadidos en su versión natural, por lo que resulta especialmente interesante para personas que buscan reducir el consumo de azúcar sin renunciar al sabor ni a la cremosidad de un postre lácteo.
El calcio es otro de los grandes argumentos a favor de este lácteo islandés. Cada cucharada de skyr contribuye al aporte diario necesario para mantener unos huesos fuertes y prevenir problemas como la osteoporosis. Esto lo convierte en una opción muy recomendable para mujeres en edad menopáusica, personas mayores o adolescentes en etapa de crecimiento.
Y por último, aunque no menos importante, su contenido en cultivos lácticos vivos favorece una buena digestión. Estos microorganismos ayudan a mantener el equilibrio de la microbiota intestinal, lo que repercute de forma positiva en el sistema inmune y en el bienestar digestivo. Aunque el skyr contiene lactosa, lo hace en cantidades muy bajas, lo que lo convierte en una alternativa interesante incluso para personas con intolerancias leves.
En conjunto, el skyr es mucho más que un producto lácteo: es una combinación casi perfecta entre nutrición, textura y sabor que se adapta tanto a quienes buscan cuidarse como a los que simplemente quieren disfrutar de algo rico sin complicaciones.
Cómo toman skyr en Islandia
Aunque hoy en día el skyr se ha adaptado a recetas modernas y estilos de vida urbanos, en Islandia sigue manteniendo una fuerte conexión con la tradición. Lejos de ser un simple alimento de moda, el skyr es parte de la identidad gastronómica del país. Y sí, allí lo consumen a diario, pero no como lo harías tú con un yogur de supermercado.
La forma más habitual de tomar skyr en Islandia es solo y natural, sin añadirle nada más. De hecho, quienes han crecido con él aseguran que lo prefieren tal cual, por su sabor ligeramente ácido y su textura espesa, que se toma con cuchara y se saborea con calma. También es muy común añadirle un poco de azúcar blanco o moreno para equilibrar la acidez, y en ocasiones se acompaña de leche fría, que se vierte por encima para aligerar la consistencia sin llegar a removerlo.

Tal y como recoge la revista Iceland Review, "en la antigüedad, el skyr se vendía en una forma más seca y sólida, y generalmente se compraba en la lechería local y se llevaba a casa envuelto en papel encerado. Luego, se podía agregar leche, azúcar o crema para diluir el espeso queso al gusto". Esta práctica permitía adaptar la textura del skyr a las preferencias de cada hogar, en una época en la que se consumía como un queso fresco más que como un postre.
Otra combinación típica es servirlo con frutas del bosque, especialmente arándanos, moras o fresas, como en esta receta con fresas. Esta mezcla de skyr con bayas frescas forma parte del imaginario colectivo islandés, donde lo sencillo, natural y nutritivo tiene un valor especial.
En contextos más rurales o tradicionales, aún puede encontrarse el skyr acompañado de pescado seco, pan de centeno o incluso como parte de platos salados. También se utiliza como base para postres, salsas frías y batidos caseros, aunque estas versiones más elaboradas suelen verse más en restaurantes que en los hogares.
Curiosamente, en Islandia no es habitual encontrarlo en envases individuales con sabores, como ocurre en otros países. El skyr se compra en tarrinas grandes y se consume en casa, como un básico que nunca falta en la nevera, más cercano al pan o la leche que a un postre ocasional.

¿Dónde comprar skyr en España?
Hace apenas unos años, el skyr era un producto prácticamente desconocido fuera de Islandia, y encontrarlo en España requería acudir a tiendas especializadas o recurrir a importaciones. Sin embargo, su popularidad ha crecido tanto que hoy en día es fácil de encontrar en prácticamente cualquier establecimiento que cuente con una sección de productos lácteos.
Está disponible en formato natural, con frutas o edulcorado, y se presenta en tarrinas individuales o en envases familiares. Algunos fabricantes elaboran versiones más fieles a la receta tradicional islandesa, mientras que otros adaptan el producto a los gustos locales, suavizando su acidez o añadiendo ingredientes como vainilla, coco o frutos rojos. También es posible encontrar versiones sin lactosa o de origen vegetal.
¿Tiene contraindicaciones?
El skyr es apto para la mayoría de personas, pero ten en cuenta:
- Contiene lactosa, aunque en menor cantidad. Si eres intolerante, busca versiones sin lactosa.
- Variedades azucaradas: algunas versiones con frutas pueden tener azúcar añadido.
- No sustituye a un yogur probiótico si buscas efectos específicos para la microbiota.
El skyr ha demostrado que la tradición y la salud no están reñidas. Este falso yogur islandés ha pasado de ser una reliquia culinaria del norte de Europa a una opción habitual en la dieta de quienes buscan cuidarse. Su riqueza proteica, su bajo contenido en grasa y su versatilidad lo convierten en un alimento funcional perfecto para la vida moderna.
Si aún no lo has probado, el skyr puede convertirse en tu próximo favorito para desayunos y meriendas.