Rosquillas de la abuela, el postre tradicional de Joseba Arguiñano

Las rosquillas de la abuela son un clásico de la repostería casera que nos transporta a los sabores de antaño.
Con un toque de anís y acompañadas de un delicioso chocolate caliente, estas rosquillas son perfectas para disfrutar en cualquier momento del día.
Sigue la sencilla receta de Joseba Arguiñano para lograr unas rosquillas esponjosas y ligeras, con una textura crujiente por fuera y suave por dentro.
Raciones
2
Coste
Bajo
Dificultad
Fácil
Preparación
10 m
Tiempo total
10 m
Ingredientes (2 personas):
- 300 g de harina
- 100 g de azúcar
- 1 huevo
- 100 ml de leche
- 100 ml de aceite de girasol
- aceite de oliva
- sal
- esencia de anís
- azúcar glas
- azúcar blanco
Elaboración de las rosquillas caseras de la abuela paso a paso
1. Prepara la masa de las rosquillas
En un bol grande, mezcla el huevo, la leche y el aceite de girasol. Agrega cuatro gotitas de esencia de anís y una pizca de sal. Remueve bien para que los ingredientes se integren perfectamente.

Añade el azúcar a la mezcla anterior y mezcla hasta que se disuelva. Poco a poco, incorpora la harina sin dejar de remover, hasta conseguir una masa homogénea.
Deja reposar la masa durante unos 10 minutos para poder trabajarla mejor.
2. Dales forma a las rosquillas
Después del reposo, forma pequeñas bolitas con la masa, que luego convertirás en rosquillas. No las hagas muy grandes para que se frían bien por dentro sin que se quemen por fuera.

3. Fríe las rosquillas
Coloca un montoncito de azúcar glas y otro de azúcar blanco en un plato y mezcla. Este será el paso final para impregnar las rosquillas y que queden bien dulces.
En una sartén, pon aceite de oliva a calentar a fuego medio. Fríe las rosquillas en el aceite caliente, girándolas para que se doren de manera uniforme.

Cuando estén doradas y crujientes, escúrrelas un poco con una espumadera y sácalas.
Una vez que las rosquillas estén fritas y escurridas, pásalas directamente por la mezcla de azúcar blanco y azúcar glas.
Consejos para preparar unas rosquillas de la abuela perfectas
Cuando estés elaborando la masa de las rosquillas, es importante no agregar toda la harina de golpe, para evitar que la masa quede demasiado densa.
No omitas el paso de dejar reposar la masa, ya que el reposo ayuda a que la masa adquiera mayor densidad, lo que hará más fácil trabajarla.
Si no dispones de esencia de anís, puedes sustituirla por licor de anís o ron.
Puedes hacer las rosquillas con las manos o, si prefieres, usar una pequeña boquilla de pastelería para darles una forma más uniforme.
Con esta cantidad salen 1 o 2 docenas de rosquillas, dependiendo del tamaño. Te recomendamos hacerlas de tamaño pequeño para que se frían en menos tiempo, ya que cuanto más grandes, más tiempo estarán en la fritura y la costra quedará más dura.
Cuando vayas a freírlas, es importante no sobrecalentar el aceite para evitar que las rosquillas se quemen por fuera antes de cocerse por dentro.
Asegúrate de que se impregnen bien en la mezcla de azúcares para que queden dulces.
Con qué acompañar las rosquillas de la abuela
Para acompañar las rosquillas, prepara un delicioso chocolate casero. En un cazo, calienta 70 m de leche y 70 ml de nata a fuego medio hasta que estén bien calientes.
Cuando estén a punto de hervir, añade 70 g de chocolate negro troceado y remueve hasta que se derrita completamente y obtengas una textura suave y cremosa.
Cómo conservar las rosquillas caseras de la abuela
Si sobra alguna rosquilla, guárdalas en un recipiente hermético a temperatura ambiente. Se conservarán bien durante 2-3 días.
También puedes congelarlas y, al momento de consumirlas, calentarlas en el microondas para devolverles algo de frescura.