¿A qué le tienen miedo los gatos? Esto es lo que dicen los expertos

Los gatos son animales territoriales, sensibles y además, muy observadores. Las personas que tienen uno en casa saben que pueden reaccionar con miedo ante situaciones que a los humanos nos parecen del todo normales: la llegada de una visita, un ruido repentino o incluso, un mueble nuevo.
¿Por qué sucede esto? La respuesta está en su instinto y en la manera de procesar los cambios en el entorno.
Miedo a los ruidos fuertes
Quizás, uno de los temores más comunes en los gatos son los ruidos inesperados o intensos, como bien pueden ser truenos, petardos, el sonido de un aspirador o una puerta que se cierra de golpe.
Esto se debe principalmente a que su sistema auditivo es mucho más sensible que el de los humanos: son capaces de percibir sonidos más lejanos y frecuencias más altas. De esta forma, se convierten en animales vulnerables a cualquier sobresalto acústico que se produzca.
Su sentido del oído está muy desarrollado y lo que para nosotros puede parecer un volumen moderado, para ellos puede ser una auténtica molestia, explica Stefania Pineda, especialista en medicina del comportamiento animal en la Universidad Complutense de Madrid.

Cambios en el entorno
Pero los felinos también son animales de rutinas, es decir, cualquier modificación en su ambiente habitual, como hacer una mudanza, mover muebles o introducir un nuevo miembro en su familia, puede parecerles estresante.
Esto se debe a que necesitan gozar de un control absoluto sobre su territorio, para sentirse seguros.
Los cambios bruscos en el entorno les rompen su sensación de control del espacio. Esto les genera inseguridad y activa su respuesta de alerta, señala João Pedro Monteiro, veterinario y profesor de comportamiento animal en Portugal.
Personas desconocidas o visitas en casa
A pesar de que hay gatos que son muy sociales, una gran parte de ello tienden a esconderse o mostrarse esquivos cuando llegan al hogar nuevas personas. Su carácter reservado responde a un mecanismo de defensa: ante lo que consideran desconocido, prefieren observar desde la lejanía y evaluar si existe o no una amenaza.
Además, si el gato no ha sido correctamente socializado desde pequeño o si ha vivido alguna experiencia negativa con humanos, este miedo podría llegar a intensificarse.
Miedo al agua
Conviene señalar que no todos los gatos rechazan el agua, aunque es normal que se sientan incómodos en contacto con ella. ¿Por qué? El agua moja su pelaje, lo que altera su movilidad y percepción del entorno. También pueden sentirse inestables si el suelo está resbaladizo o en el caso de que la temperatura no sea la adecuada.
El miedo al agua está relacionado con la vulnerabilidad que sienten al mojarse. También les puede molestar el ruido del grifo o la ducha, explica Pineda.
El miedo al veterinario
El hecho de visitar al veterinario, supone para la mayoría de los gatos una experiencia altamente estresante. No ya solo por el viaje en el transportín, que les hace sentirse encerrados, sino por los sonidos, olores y la presencia de otros animales en el centro veterinario.
Son muchas las clínicas que han empezado a adaptarse, creando espacios específicos para gatos, sin perros, con música relajante y feromonas ambientales para reducir el estrés.
Niños pequeños
El comportamiento imprevisible propio de los niños pequeños (ruidos, juegos bruscos o movimientos rápidos) puede provocar miedo en los gatos. Y es que muchos felinos prefieren evitar el contacto físico con ellos si no están del todo acostumbrados.
Esto no significa que les caigan mal los niños, sino que no comprenden su forma de interactuar y en cierto modo, se sienten invadidos. Por tanto, enseñar a los niños a respetar el espacio y los tiempos del gato es fundamental para lograr una buena convivencia.

Ansiedad por separación y miedo al abandono
Un buen número de gatos también desarrollan ansiedad por separación, principalmente si han vivido situaciones de abandono previas. De esta manera, estos mininos pueden sentirse inquietos cuando sus dueños salen de casa y reaccionan con vocalizaciones, marcajes o conductas destructivas.
Monteiro explica que los gatos que han pasado por refugios o experiencias traumáticas pueden asociar la soledad con el abandono. Por eso sufren más cuando se quedan solos.
En conclusión, los gatos no son animales miedosos, sino sensibles y cuidadosos con todo lo que pasa a su alrededor. Saber a qué temen y por qué va a permitir ofrecerles un hogar más seguro, tranquilo y adaptado a sus necesidades.