¿Sabes cuál es el origen del gato?
¿Cuál es el origen del gato? ¿Cuánto tiempo llevan a nuestro lado estos sorprendentes animales, que son a la vez cazadores implacables y los más cariñosos miembros de la familia? ¿Han cambiado mucho desde sus orígenes silvestres?
Si a ti también te encantan los felinos y te estás haciendo estas mismas preguntas, estás en el lugar adecuado: en este artículo vamos a hablarte del origen del gato y su historia a nuestro lado.
Porque sí, la historia de nuestra relación con los gatos es larga -aunque te adelantamos que no tanta como la de los perros- y compleja. Los felinos llevan alrededor de 9.000 años acompañándonos, pero, como verás enseguida, en realidad no han cambiado demasiado.

Además, aún no tenemos del todo claro cómo era su relación con los primeros seres humanos a los que se acercaron y, en cualquier caso, nuestra propia forma de ver a los felinos ha cambiado mucho dependiendo del contexto histórico y diversas circunstancias culturales y religiosas.
En este artículo vamos a hablarte de todas estas cuestiones que conozcas mejor a tu amigo peludo y comprendas sus orígenes, naturaleza y carácter. Acompáñanos en este breve viaje por el tiempo 😉.

¿Dónde se originó el primer gato? ¿De dónde proceden?
El gato tal y como lo conocemos (Felis silvestris catus) es una subespecie domesticada del gato montés (Felis silvestris), igual que el perro es una subespecie del lobo.
El gato montés es un mamífero carnívoro de carácter esquivo que vive en entornos boscosos alejados de los núcleos urbanos. Es más grande y robusto que el gato doméstico, pero está claro que ambos animales pertenecen a la misma especie, ya que, de hecho, pueden llegar a hibridarse.
Existen varias subespecies de gatos monteses y se cree que la primera de ellas que fue domesticada fue el gato salvaje africano, gato del desierto, o gato de Nubia (Felis silvestris lybica), menos tímido y más abierto al contacto con los humanos.

Historia del gato: evolución de los felinos como animales de compañía
El comienzo de la domesticación del gato
La domesticación del gato de Nubia comenzó hace entre 9.000 y 10.000 años en Oriente Medio, concretamente en la región conocida como creciente fértil o medialuna fértil (el Levante mediterráneo y Mesopotamia).
En muchos yacimientos arqueológicos de esa zona- Siria, Israel, la península de Anatolia...- se han encontrado todo tipo de figuras de piedra que representan a estos primeros gatos que se acercaron a los seres humanos.

(Por cierto: si alguna vez te has preguntado por qué a tu gato le cuesta tanto beber su ración diaria de agua... sí, es porque sus antepasados probablemente procedían de entornos desérticos y se hidrataban sobre todo gracias a los fluidos de los cuerpos de sus presas. Aquí te contamos cómo conseguir que el gato beba más agua).
Así pues, si hubiera que situar el comienzo de la domesticación del gato en una era concreta, sería en el período Neolítico, cuando los seres humanos empezaron a adoptar de forma progresiva un estilo de vida sedentario.

Una relación mutuamente beneficiosa entre gatos y seres humanos
¿Qué motivó el inicio de las relaciones entre felinos y seres humanos, lo que entenderíamos como el origen del gato en nuestras vidas? Por supuesto, y como ya imaginarás, fue una cuestión de interés.
Al crear asentamientos fijos, los seres humanos atrajeron a numerosas alimañas, roedores incluidos. Y, como consecuencia, los gatos salvajes menos tímidos o más decididos descubrieron que cerca de las poblaciones humanas las presas eran mucho más abundantes y fáciles de capturar.
En cuanto a los seres humanos, no tardaron en darse cuenta de que esos extraños animales -los gatos- poseían una gran habilidad para la caza y eran, por lo tanto, unos excelentes aliados para librarse de muchos invitados no deseados, como ratas y similares.

No obstante, estos gatos no eran aún como los animales domésticos que conocemos nosotros, ni las personas los veían tampoco de la misma manera.
Los análisis que se han realizado del contenido del contenido de los estómagos de los gatos de aquella época revelan que su alimentación estaba basada en una mezcla de lo que cazaban y la comida que los seres humanos les daban.
Por lo tanto, la teoría más aceptada es que estos gatos aún no eran dependientes del hombre. Convivían con el ser humano, y en ocasiones recibían atenciones, pero en líneas generales mantenían su independencia y se valían por sí mismos.

La expansión del gato
A partir de sus orígenes mesopotámicos, los gatos fueron extendiéndose de forma progresiva por toda la cuenca del Mediterráneo y, posteriormente, Europa y África.
Esta expansión se debió a dos motivos. En primer lugar, los gatos seguían de forma natural a los seres humanos a medida que estos iban estableciendo cada vez más asentamientos; en segundo lugar, a menudo los marineros metían felinos en los barcos para ocuparse de uno de sus problemas más molestos: las ratas.

En este proceso existe una incógnita: los gatos egipcios. Dentro del debate sobre el origen del gato, aún existe la duda sobre si los mininos del Antiguo Egipto procedían de Oriente Medio o si en el país del Nilo se produjo un proceso de acercamiento paralelo al que hemos descrito.
Se calcula que el gato llegó a la India y China alrededor del año 500 a.C., de la mano de los comerciantes fenicios, y su dispersión completa por toda Europa, incluidas las regiones del norte, no llegaría hasta el 100 a.C.

Durante mucho tiempo, el gato fue una herramienta más que un compañero
Desde el primer acercamiento entre gatos y seres humanos hasta la realización de esfuerzos reales por criarlos, seleccionarlos y cruzarlos con objetivos determinados pasó mucho tiempo. De hecho, esto no sucedió de forma más o menos habitual hasta el período comprendido entre los siglos XVII y XIX.
El motivo es que durante siglos los gatos no fueron tanto compañeros -aunque también- como herramientas útiles para combatir plagas.
Además, incluso para ese cometido no siempre fueron la primera opción. Durante la Edad Media, sin ir más lejos, no era raro que se recurriera a otros animales para proteger los cultivos, como serpientes o comadrejas más o menos domesticadas.

Cabe mencionar que a lo largo de la historia los gatos también se han criado por sus usos para la medicina (con diferentes partes de su cuerpo, desde la médula a los excrementos), su piel o incluso su carne, esto último sobre todo en épocas de escasez de alimento.
Como sucedió con los perros, la popularización de los concursos de belleza felinos a principios del siglo XIX jugó un papel clave en la aparición de las diferentes razas y el concepto de estándar. Para que te hagas a la idea: mientras que en el año 1900 solo existían 8 razas de gatos, hoy en día ya son más de 100. La inmensa mayoría de las razas felinas son, por lo tanto, un invento moderno.

Nuestra visión del gato: de la adoración a la quema en hogueras
Ahora que ya sabes más sobre el origen del gato, merece la pena detenerse en una cuestión también muy interesante: el papel que han jugado estos animales en las creencias, las leyendas y el folclore humanos.
Tal y como te contamos en este artículo sobre nombres egipcios para gatos, el Antiguo Egipto destaca por ser sin duda una de las culturas en las que más se ha venerado a los felinos. De hecho, una de las deidades más importancias de la mitología egipcia, Bastet (símbolo de fertilidad y belleza), era representada con una cabeza de gata.

En Europa, en cambio, el gato fue, como ya hemos mencionado, una útil más que un miembro de la familia. En una tradición que se remonta a los griegos, las diferentes culturas europeas apreciaron más a los perros, durante mucho tiempo.
La desconfianza hacia los gatos llegó a un punto álgido en la Edad Media, una época en la que, por sus hábitos nocturnos y su asociación con la magia y el ocultismo, se los llegaba a quemar en la hoguera. Los gatos negros, por desgracia, sufrieron ese destino con especial frecuencia.

Durante la Peste Negra la visión del gato como un animal maléfico empezó a cambiar. Se comprobó que allí donde los gatos escaseaban, los que proliferaban eran... los roedores. Y con ellos, la temida enfermedad.
A partir del Renacimiento, y en especial con la llegada del Romanticismo, la idea del gato como un compañero fue ganando cada vez más fuerza. Sería en el siglo XIX, como ya hemos mencionado, cuando definitivamente se los llegaría a considerar miembros de la familia.

En China y Japón, por otra parte, los gatos siempre han sido animales muy apreciados. Durante siglos se los consideró animales espirituales y un símbolo buena suerte y distinción, especialmente entre las clases nobles (de hecho, hoy en día existen varias razas de gatos japoneses y asiáticos que seguro que te gusta conocer).