Pueden ser muchas las causas por las que podemos infectarnos en nuestra propia casa sin que nosotros seamos estrictamente los responsables. Pero un motivo bastante común es la contaminación cruzada derivada de manipular alimentos.
Este proceso tiene lugar cuando un alimento cocinado entra en contacto con otro crudo, aunque no sea a través del contacto directo. Esto puede ser el origen de un buen foco de infecciones por bacterias y virus que, en los casos más leves, pueden derivar en síntomas moderados. Pero en otros pueden provocar enfermedades severas.
La parte buena de todo esto es que está en tus manos el hecho de prevenir este tipo de contaminación entre alimentos. O, al menos, respecto a todos los que salen de tu cocina. Esto se consigue aplicando una serie de sencillos hábitos que te ayudarán a preservar la seguridad alimentaria de tu casa y te evitarán más de una visita al baño.
Para saber toda la información que necesitamos sobre la contaminación cruzada, en Hogarmania hemos hablado con Elena González, bióloga y consultora en seguridad alimentaria. González nos ha explicado cuáles son las situaciones de riesgo que favorecen la contaminación cruzada y cómo prevenirla en el ámbito doméstico.
Riesgos para la salud derivados de la contaminación cruzada
Según González, la contaminación cruzada puede provocar las llamadas Enfermedades Transmitidas por los Alimentos, que suelen estar producidas por bacterias o virus. "Los síntomas suelen ser leves o moderados, aunque bastante molestos: diarreas, vómitos, dolor abdominal, fiebre... Sin embargo, en ocasiones, estas enfermedades pueden llegar a ser muy graves o dejarnos secuelas", explica.
Por esta razón, la experta señala que debemos garantizar una buena seguridad alimentaria, sobre todo, ante los grupos de riesgo vulnerables: "embarazadas, personas inmunodeprimidas, mayores de 65 años y menores de 5 años, etc.".
Prácticas domésticas que favorecen la contaminación cruzada
Elena González explica que en casa este proceso se produce, principalmente, por cuatro razones distintas:
Incorrecta higiene de manos
Es decir, cuando no nos lavamos las manos con agua y jabón después de manipular una superficie sucia, alimentos sin lavar o productos crudos. "Por ejemplo, manipulamos un huevo contaminado con Salmonella y luego, sin lavarnos las manos, seguimos cocinando. En este caso, estaremos esparciendo esta bacteria por todas las superficies y alimentos que toquemos con nuestras manos", afirma la experta.

Utensilios contaminados
Nos contaminamos con herramientas de cocina cuando estas se han contaminado con algún producto crudo, y luego las utilizamos para manipular un alimento listo para consumir. González lo ejemplifica con una práctica que hemos hecho todos: "Usamos un plato para darle la vuelta a la tortilla, lo aclaramos con agua, lo secamos y lo volvemos a utilizar para servir esa misma tortilla".
Lo solemos hacer a menudo cuando almacenamos los productos. En este contexto, acostumbramos a guardar los alimentos sin pensar demasiado en donde los estamos colocando, ni fijarnos en si la superficie está sucia. "Por ejemplo, al colocar en la nevera el paquete de pollo de la carnicería encima de los yogures", apunta González.
Estropajos, bayetas y paños de cocina infectados
Es muy frecuente utilizar el mismo estropajo de limpieza durante varias semanas o aclarar solo con agua la bayeta tras limpiar una superficie. Si no desinfectamos correctamente estos utensilios después de cada uso, estamos esparciendo bacterias que podemos acabar ingiriendo. "Limpiarnos las manos en el trapo de la cocina sin habérnoslas lavado previamente" también es una situación de riesgo, según la bióloga.

Hábitos para prevenir la contaminación cruzada
La experta en seguridad alimentaria nos detalla las medidas mínimas que debemos aplicar en nuestra cocina si queremos prevenir una infección por contaminación cruzada:
1. "Lavarnos las manos con agua y jabón antes de empezar a cocinar y después de manipular utensilios o alimentos sin lavar o crudos.
2. Lavar con agua y jabón los utensilios y superficies después de utilizarlos con alimentos sin lavar o cocinar.
3. Mantener limpios y desinfectados los trapos de cocina, bayetas y cambiar los estropajos a menudo.
4. Mantener la nevera limpia y ordenada. Los alimentos no lavados o crudos deben colocarse en la zona más baja de la nevera y nunca entrar en contacto con los alimentos listos para consumir.
5. Almacenar los alimentos bien tapados y protegidos.
6. Tener una tabla de cortar distinta para alimentos listos para consumir y para alimentos sin lavar o cocinar. Además, debe mantenerse desinfectada y en buen estado.
7. Cuando descongelamos carnes o pescados crudos, dejarlos en la balda más baja de la nevera, taparlos y poner debajo un recipiente que recoja el líquido de descongelación".
Como ves, solo se trata de adoptar una serie de sencillos hábitos que te ayudarán a proteger tu salud y la de tu familia.