Salsa de tomate casera, receta de Karlos Arguiñano

Aprende a preparar salsa de tomate casera con la receta de Karlos Arguiñano.
Esta salsa es ideal para acompañar pastas, pizzas, arroces o como base para otros platos. Si aún no la has hecho en casa, ¡ahora es el momento perfecto para intentarlo!
Raciones
4
Coste
Bajo
Dificultad
Fácil
Preparación
10 m
Cocinado
25 m
Tiempo total
30 m
Ingredientes:
- 1 kg de tomate pera
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo
- Aceite de oliva virgen extra
- 1 guindilla cayena (opcional)
- Sal
- Azúcar
Elaboración de la receta de salsa de tomate
1. Sofríe la cebolla
En una sartén grande, calienta 3 cucharadas de aceite de oliva a fuego medio. Pela los dientes de ajo, lamínalos e introdúcelos en la cazuela.
Pela 1 cebolla, córtala en dados y agrégala a la cazuela. Añade la cayena y rehoga las hortalizas a fuego medio durante 8-10 minutos hasta que estén transparentes. Ten cuidado de no quemar el ajo, ya que puede amargar la salsa.

2. Cocina los tomates
Lava los tomates, retírales el pedúnculo, trocéalos e introdúcelos en la cazuela. Agrega una pizca de sal y revuelve bien para que se mezclen los ingredientes. Cocina los tomates a fuego medio durante 25-30 minutos, removiendo ocasionalmente.
Si te gusta una salsa más espesa, puedes dejarla cocinar un poco más. Si prefieres una salsa más líquida, añade un poco de agua o caldo de verduras.

3. Condimenta
Durante la cocción, agrega azúcar (si prefieres suavizar la acidez de los tomates). Cocina por unos minutos más para que todos los sabores se integren.

4. Tritura la salsa
Cuando los tomates estén bien cocidos y la salsa haya alcanzado la consistencia que prefieras, retírala del fuego. Si te gusta una salsa completamente suave, puedes triturarla con una batidora de mano o un procesador de alimentos. Si prefieres una textura más rústica, déjala tal cual.

5. Deja reposar y usa la salsa de tomate
Deja que la salsa repose durante unos minutos antes de usarla. Esto permitirá que los sabores se asienten. Sirve la salsa sobre tu pasta favorita, úsala como base para pizza o acompáñala con otros platos como una lasaña.

Consejos de Karlos Arguiñano para hacer la salsa de tomate
Tomates pera
Para preparar una salsa de tomate casera con un sabor profundo y textura ideal, utiliza tomates maduros y de temporada, preferiblemente de tipo pera o rama, ya que contienen menos agua y más pulpa.
Puedes pelar y despepitar los tomates previamente sumergiéndolos unos segundos en agua hirviendo para retirar la piel con facilidad.
Otra opción es escaldar los tomates: haz un pequeño corte en forma de cruz en la base de cada tomate, sumérgelos en agua hirviendo durante 30 segundos y pásalos inmediatamente a un bol con agua fría para detener la cocción. Luego, pélalos y córtalos en trozos pequeños.
Arguiñano aconseja usar tomates en conserva si no encuentras tomates frescos.
El secreto de la salsa de tomate
El sofrito es la base que potencia el sabor de la salsa. Para lograrlo, pocha cebolla finamente picada a fuego lento en aceite de oliva virgen extra hasta que esté transparente. Luego, añade ajo y deja que suelte su aroma antes de incorporar los tomates.
Tiempo de cocción
Como en cualquier salsa bien elaborada, el tiempo de cocción es importante. Arguiñano recomienda cocinar los tomates a fuego lento durante al menos 25-30 minutos, removiendo ocasionalmente para evitar que se peguen. Este tiempo permite que los sabores se concentren y que el exceso de agua se evapore, logrando una textura ideal.
¿Pasapurés o batidora?
Una vez lista la salsa, puedes pasarla por un pasapurés o batidora de vaso americano, según la textura que prefieras. Para una salsa más rústica, deja algunos trozos sin triturar; si la prefieres más fina y homogénea, tritúrala completamente.
Cómo conservar la salsa de tomate casera
Si no la consumes de inmediato, la salsa de tomate casera puede conservarse en la nevera durante 4-5 días en frascos de cristal. Es fundamental dejarla enfriar completamente antes de guardarla para evitar la condensación y la proliferación de microorganismos.
Para preservar mejor su frescura, añade una fina capa de aceite de oliva en la superficie antes de cerrar el frasco, creando así una barrera protectora.
También puedes congelarla en recipientes herméticos o bolsas de silicona reutilizables, dejando espacio para la expansión al congelarse.
Otra opción práctica es verterla en cubiteras para congelar porciones individuales. Etiqueta siempre con la fecha de elaboración; bien almacenada, la salsa se conserva en perfectas condiciones hasta seis meses en el congelador.
Para conservarla a largo plazo, puedes recurrir al método de esterilización de tarros para conservas. Llena frascos de cristal con la salsa caliente, ciérralos herméticamente y colócalos en una olla grande con agua cubriéndolos por completo. Hiérvelos durante 30-40 minutos y déjalos enfriar dentro del agua.
Una vez esterilizados, se pueden guardar en la despensa hasta un año. Antes de consumir, verifica que la tapa sigue hundida, señal de que el vacío se ha mantenido correctamente.
¿En qué recetas usar la salsa de tomate casera?
La salsa de tomate casera es la base de muchos platos mediterráneos. En pastas, es perfecta para recetas como cappelletti con albóndigas, lasaña de atún, tomate y calabacín, canelones o una pasta napolitana.
También realza platos de carne como albóndigas en salsa de tomate o una clásica salsa boloñesa, añadiendo la carne picada al sofrito antes de incorporar el tomate.
En pescados, potencia el sabor de preparaciones como merluza con tomate y habitas o un buen marmitako de bonito.
Para legumbres, aporta un toque especial a guisos de lentejas, garbanzos o alubias, dándoles un sabor más profundo y una textura más melosa.
Es ideal para platos con huevo como los huevos a la flamenca o el shakshuka, donde los huevos se cuajan en la propia salsa caliente.
Por último, su versatilidad la hace imprescindible en recetas internacionales como pizzas caseras, enchiladas o un buen arroz a la cubana.