¿Es un adiós definitivo a la obsolescencia programa de los electrodomésticos y dispositivos electrónicos? El 1 de marzo de este año entró en vigor una nueva directiva europea: el Derecho a reparar, una ley con la que se busca alargar la vida útil de un electrodoméstico o dispositivo electrónico, obligando al fabricante a garantizar piezas de repuesto y manuales más allá de los años de garantía de un producto.
Con esta medida, la Unión Europea pretende reducir el impacto ambiental de la gran cantidad de desechos eléctricos y electrónicos que se generan cada año en el planeta.
Según fuentes de Eurostat, en 2020 los electrodomésticos grandes como lavadoras y neveras representaban un 52,7% del total de residuos electrónicos y eléctricos en la UE. Un 14,6% eran desechos en equipos de consumo y paneles fotovoltaicos y un 10.1% correspondía a dispositivos electrónicos como móviles, tablets y ordenadores.

A escala mundial, se generaron cerca de 53,6 millones de toneladas de residuos electrónicos en 2019, cifra que podría sobrepasar los 73 millones de toneladas en la próxima década.
¿Qué es el Derecho a reparar?
Ante la creciente fabricación de electrodomésticos que difícilmente pueden ser reparados, la Unión Europea aprobó el llamado Derecho a reparar, una ley que obliga a los fabricantes de electrodomésticos y dispositivos electrónicos a ofrecer manuales, herramientas y componentes cuando un consumidor quiera tratar de reparar un electrodoméstico, como un televisor, ordenador, frigorífico, lavadora y otros.
Esta Ley, que se aprobó el 25 de noviembre de 2020, entró en vigor el pasado 1 de marzo y es clave para entender los esfuerzos de la Unión Europea por intentar reducir el gran impacto ambiental que tiene la tecnología sobre nuestro planeta. Además, cambiará la forma en la que se fabriquen los nuevos electrodomésticos y dispositivos electrónicos. La fórmula es clara: el fabricante debe fabricar sus productos de forma que sean accesibles a una posible reparación futura.
Con esta acción, se pretende aumentar la vida útil de los electrodomésticos, incluidos los dispositivos electrónicos como móviles y ordenadores, y reducir, en gran medida, su huella ambiental. En este sentido, la Ley es una importante medida medioambiental.
Para comprender por qué está Ley es importante y no debe pasar desapercibida, debemos partir de dos datos muy precisos:
- Un ciudadano europeo genera, de media, 16 kg de residuos eléctricos y electrónicos cada año. La mitad de estos residuos proviene de dispositivos y electrodomésticos que simplemente dejan de funcionar.
- Europa solo tiene capacidad para reciclar el 40% de este tipo de residuos, por lo que el resto se convierte en una enorme montaña de desechos potencialmente peligrosos para la salud del planeta y la salud humana.

¿Cómo afecta a los consumidores?
Esta nueva normativa favorece enormemente a los consumidores, ya que muchos electrodomésticos como televisores, frigoríficos o lavadoras difícilmente llegan a los 10 años en buen estado.
Peor es el caso de los dispositivos electrónicos como móviles, tablets y ordenadores, cuya vida útil se reduce notablemente tras pasar los dos años. Y no, no es raro que compañías como Apple y Samsung hayan sido multadas por acortar deliberadamente la vida útil de sus dispositivos, algo que se traduce como obsolescencia programada.
¿Cómo afecta a los fabricantes de electrodomésticos?
Esta nueva normativa obliga a los fabricantes a garantizar la disponibilidad de piezas de recambio de un producto durante al menos una década, 10 años.
Además, los fabricantes tienen la obligación de incluir un manual de reparación junto al producto vendido, instrucciones claras sobre la vida útil de dicho producto y sobre el grado de reparabilidad del mismo. Para que un consumidor pueda ejercer libremente su derecho, el fabricante deberá garantizar que sus productos cuentan con un buen acceso (ser desmontables) a piezas que pudieran ser reemplazadas.
Es decir, los nuevos electrodomésticos se tienen que fabricar de forma que puedan ser abiertos y reparados con cierta facilidad.
En España existe una legislación similar, ya que todos los fabricantes tienen la obligación de ofrecer piezas de recambio 5 años después de descatalogar el producto en cuestión.

¿Por qué debemos reciclar los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos?
Los aparatos electrónicos y eléctricos que hoy nos proporcionan una mejor calidad de vida, cuando son desechados contienen materiales que son potencialmente perniciosos para el medio ambiente y para la salud humana. Por ejemplo, muchos componentes de móviles, tablets y ordenadores están recubiertos de materiales como el plástico, que tarda entre 150 y 300 años en degradarse.
La percepción que nuestra sociedad tiene de la tecnología es efímera. Resulta sencillo pensar que todo se puede cambiar fácilmente al de "dos años". Sin embargo, el coste ecológico de un electrodoméstico que deja de funcionar a los 5 o 6 años perdura décadas. Y no exageramos incluso al señalar que durará siglos.