Descubre el increíble impacto ecológico de los cereales

Los cereales desempeñan un papel esencial en la salud del suelo y la biodiversidad.
Los cereales desempeñan un papel esencial en la salud del suelo y la biodiversidad.

Los cereales no solo son un alimento básico, sino que también desempeñan un papel esencial en la salud del suelo y la biodiversidad. Estos cultivos pueden transformar tu jardín, mejorando su sostenibilidad y equilibrio ecológico.

¿Sabías que los cereales son mucho más que un alimento básico en nuestra gastronomía? Lo que mucha gente desconoce es que también juegan un papel clave en el equilibrio del ecosistema y pueden aportar grandes beneficios ecológicos a nuestro jardín.

Hoy, 7 de marzo, se celebra el Día Mundial de los Cereales, y en su honor queremos compartir contigo algunas curiosidades y usos únicos (e importantes) de estos cultivos, respaldados por fuentes oficiales y estudios especializados. Si quieres descubrirlos, ¡sigue leyendo!

5 usos sobre los cereales que transforman el ecosistema

Mejora la calidad del suelo

El uso de cereales en la agricultura ecológica beneficia el suelo y el ecosistema. Según el informe Cultivos herbáceos en producción ecológica del Centro de Formación de la Asociación CAAE, cereales como trigo, cebada, avena, centeno, arroz, maíz, sorgo y triticale son esenciales en la alimentación, representando entre el 50% y 60% de los alimentos diarios.

Además de su valor nutricional, estos cultivos mejoran la calidad del suelo. Sus raíces profundas, como en trigo y cebada, airean el suelo, previenen la compactación y favorecen la infiltración de agua. Al alcanzar diferentes capas del suelo, enriquecen el terreno para futuros cultivos.

La rotación de cultivos mejora la nutrición del suelo.
La rotación de cultivos mejora la nutrición del suelo.

Parte fundamental de la rotación de cultivos

La rotación de cultivos, con un patrón clásico de cereal - leguminosa - barbecho, es fundamental en la agricultura ecológica.

Esta práctica mejora la nutrición del suelo al aportar nitrógeno mediante leguminosas y previene el agotamiento de nutrientes, ya que cada cultivo absorbe diferentes elementos. Por si te interesa, te contamos más en detalle sobre la fijación de nitrógeno atmosférico por plantas leguminosas en este artículo.

Asociaciones como avena-veza o cebada-veza permiten que la leguminosa aporte nitrógeno al cereal, favoreciendo un crecimiento más saludable. Según el informe Cultivos herbáceos en producción ecológica mencionado anteriormente, esta práctica contribuye a un manejo agrícola sostenible.

Fomenta la biodiversidad

La integración de cereales en el huerto fomenta la biodiversidad. Según el mismo informe, estos cultivos atraen polinizadores como abejas y mariposas y proporcionan alimento a aves y otros animales beneficiosos.

También favorecen la presencia de insectos depredadores de plagas, como mariquitas y crisopas, reduciendo así la necesidad de pesticidas y promoviendo un equilibrio ecológico que disminuye plagas y enfermedades.

Uso como plantas de abono verde

Ciertos cereales como el centeno se emplean como abono verde, una técnica ecológica en crecimiento.

Mariquita en espiga de trigo.
Mariquita en espiga de trigo.

Tal y como muestra el informe Qué abonos verdes sembraríamos de Carmen Bastida, publicado por el Ministerio de Agricultura, sembrar centeno en invierno reduce en un 97% la pérdida de nitrógeno del suelo. Además, mejora la estructura del suelo y limita la proliferación de malas hierbas.

Esta práctica aporta ventajas ecológicas y económicas, ya que enriquece la tierra con mínima inversión, en contraste con los abonos químicos derivados del petróleo, que tienen un alto coste y no mejoran la biodiversidad a largo plazo.

Control natural de la erosión

Los cereales perennes, que producen cosechas durante varios años sin replantación, son eficaces para prevenir la erosión. Según el artículo Sembrar el futuro con cereales perennes en el Mediterráneo de Jiménez-de-Santiago, Casadesús Cabral y Ponsa Salas, estos cereales cubren el suelo todo el año, evitando que el viento y el agua arrastren sus nutrientes.

El ejemplo que presentan es el kernza, un cereal desarrollado por el Instituto de Agricultura Sostenible de la Universidad de Minnesota. Este, derivado del Thinopyrum intermedium, posee raíces profundas que estabilizan el suelo y lo protegen de la erosión, además de hacerlo resistente a la sequía.

No todos los cereales cuentan con esta cualidad. Por ejemplo, en los cereales de secano, como trigo y cebada, al sembrarse anualmente, dejan el suelo más expuesto entre cosechas, aumentando el riesgo de erosión.

Como has visto, los cereales son fundamentales para nuestra alimentación y el equilibrio de los ecosistemas agrícolas, pero su cultivo debe ser manejado con responsabilidad. Adoptando prácticas sostenibles, podemos maximizar sus beneficios mientras minimizamos los impactos negativos sobre el medio ambiente y la biodiversidad.

Centro de Formación de la Asociación CAAE. Cultivos herbáceos en producción ecológica. Asociación para el Desarrollo Sostenible del Poniente Granadino.

Bastida, C. (s/f). Qué abonos verdes sembramos. La Fertilidad de la Tierra: Revista de Agricultura Ecológica. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. ISSN 1138-6193

Lacasta Dutoit, C. (s/f). Agricultura ecológica en cereales de secano. Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía. Recuperado de digital.csic.es

Fuente: Jiménez-de-Santiago, D. E., Casadesús Cabral, A., & Ponsa Salas, S. (2024, diciembre 23). Sembrar el futuro con cereales perennes en el Mediterráneo. The Conversation. Recuperado de https://theconversation.com

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