
Arbustos
Cuidados del lentisco, un arbusto mediterráneo con aroma perfecto para el jardín
Manuel Gras, 7 de diciembre de 2022
En este artículo te presentamos una de las especies características del mediterráneo, el lentisco o Pistacia lentiscus. Te contamos todas sus características, sus cuidados y algunas curiosidades para que tu jardín se impregne de su maravilloso aroma. ¿A qué esperas para comenzar con su cultivo?
ÍNDICE DE CONTENIDOS
El lentisco es una especie que todos conocemos debido a su característica forma y a su abundancia, pero si hay algo que lo distingue del resto de arbustos es por su olor.
Características del arbusto lentisco
El lentisco (Pistacia lentiscus) es un arbusto que pertenece a la familia de las anacardiáceas y que crece en la costa mediterránea de Europa, el norte de África y Oriente Próximo, siendo una de las plantas autóctonas más representativas del mediterráneo.
Es una especie típicamente arbustiva, de hoja perenne que se mantiene siempre verde y que puede alcanzar (si las condiciones son las adecuadas) un tamaño que llegue a superar los 5 metros del altura.
Estos grandes tamaños se pueden ver en individuos de mucha edad y en estado silvestre, ya que normalmente si se cultiva su tamaño es menor, difícilmente alcanzando los 3 metros y con una mayor extensión horizontal que vertical, convirtiéndose en un arbusto espeso.
Presenta tallos rojizos que al madurar acaban adquiriendo tonos grisáceos, aunque el interior de su madera mantiene colores rosáceos, por lo que puede utilizarse en ebanistería. Del tronco brotan ramas que presentan hojas compuestas con entre 6 y 12 foliolos lanceolados y duros.
Es una especie dioica que durante la primavera produce una serie de flores (realmente inflorescencias) agrupadas en racimos que no tienen valor ornamental y que son de diferente color en función de si el individuo es macho o hembra (marrón o rojo, respectivamente), lo que facilita su identificación.
Cuando estas flores son polinizadas dan lugar a sus frutos, unas pequeñas drupas que son rojas y al madurar se vuelven negras. Estos frutos no son comestibles para las personas, pero sirven de alimento para las aves, lo que permiten su diseminación.
El lentisco es una planta muy resistente y que apenas requiere cuidados. Está caracterizada por producir un olor potente y fresco típico del mediterráneo, sobre todo cuando las temperaturas son altas y las precipitaciones escasas.
Usos del árbusto lentisco
Su mayor uso es ornamental, siendo una especie claramente representativa de toda la zona mediterránea.
El lentisco era utilizado en la época clásica para producir chicle, costumbre que actualmente aún se mantiene en Grecia donde se elabora esta goma de mascar (que se conoce como almáciga) a partir del látex que brota de sus troncos tras realizar una incisión.
También, puede tener uso medicinal como analgésico o para producir licores, pero sin lugar a dudas su mayor uso es el ornamental, sobre todo para crear setos que delimiten zonas, por lo que es ampliamente utilizado en el urbanismo de las zonas costeras del mediterráneo.
Cuidados generales del lentisco
Ubicación
Se trata de una especie que debe mantenerse en el exterior de nuestros hogares, siendo ideal para nuestros jardines. Es una especie rústica con una alta resistencia a altas y bajas temperaturas que se encuentren entre los 38 y los -4ºC.
Puede soportar, incluso, heladas esporádicas que no sean muy duraderas ni superen los -6ºC. Aún así, si durante el invierno la temperatura es menor es recomendable introducirlo en casa o en un invernadero para poder protegerlo.
Requiere de una buena iluminación, por lo que durante su cultivo deberemos exponerla al Sol directo para lograr un desarrollo óptimo. No requiere una alta humedad, aunque si la hubiera tampoco sería especialmente dañino, llegando a soportar incluso la brisa marina y el salitre que conlleva.
Suelo
No tiene grandes requerimientos respecto al suelo, aunque el ideal es un suelo calcáreo, con un pH ligeramente alcalino y poco pesado que permita un buen drenaje del agua.
Debemos evitar los suelos arcillosos y aquellos que puedan facilitar el encharcamiento, ya que está acostumbrado a soportar la escasez hídrica debido a su adaptación al clima mediterráneo.
Riego
Al ser una especie mediterránea tiene una gran tolerancia a la sequía pero no a los encharcamientos prolongados, por lo que los riegos deben ser escasos y oportunos. Un riego moderado permite potenciar el desarrollo y la floración de esta especie, aunque siempre deberemos ver el estado del suelo y de la planta para ajustar el riego a sus necesidades.
Un factor importante para saber cómo debe ser el riego es en función del suelo y de su capacidad de retención de agua, así suelos pedregosos requerirán una mayor frecuencia de riego que suelos más pesados.
Abono
El lentisco es una especie que está acostumbrada a crecer en estado silvestre en lugares insospechados, por lo que no suele necesitar una fertilización continua si se planta en suelo. Si quisiéramos aportarle una cantidad extra de nutrientes, podríamos optar por el uso de estiércol a finales de invierno.
Si el cultivo se desarrolla en maceta, sí que podría ser necesario abonar desde la primavera hasta el otoño con abonos orgánicos líquidos como es el guano.
Poda
El lentisco resiste muy bien a los tratamientos de podas, motivo por el cual suele plantarse en grupo para formar setos. En aquellos casos en los que plantemos un único ejemplar y queramos realizarle podas de formación se recomienda realizarlas después de la floración y en septiembre.
Enfermedades y plagas
Es una especie que destaca por su gran resistencia, sin sufrir plagas a excepción del pulgón del lentisco o de la cochinilla. El pulgón (Aploneura lentisci) es una plaga específica del lentisco que afecta a brotes jóvenes y frutos que provoca la aparición de agallas en sus foliolos.
Por otro lado, la cochinilla suele ubicarse en hojas y tallos poco lignificados y provocan la aparición de hojas pegajosas que atraen a pulgones y hongos a la planta.
Multiplicación del lentisco
Una de las maneras más sencillas de multiplicar al lentisco es mediante semillas, aunque puede presentar algunos problemas debido a la envoltura impermeable que puede dificultar la germinación. Por ello, es recomendable aplicar algún tratamiento pregerminativo para facilitar el proceso y que este ocurra más rápidamente. En este caso, se prefiere esta forma de multiplicación respecto al esquejado debido a que en esta especie es bastante complicado, aunque no imposible.
Como has podido ver, el lentisco es una especie todoterreno muy fácil de cuidar. Seguramente, no sea una de las especies más llamativas que puedas tener en tu jardín, pero sin duda su olor te hará valorarla más que otras especies más vistosas ¿A qué esperas para tener un pedazo del mediterráneo en tu hogar?