Las abejas se han visto amenazadas por muchos factores en los últimos años, hasta el punto de peligrar su existencia por un notable declive a nivel global. Los insecticidas, las especies invasoras y el cambio climático están haciendo un flaco favor a este pequeño insecto, poniendo no solo en peligro su existencia, sino también la nuestra. Y esto nos lleva un punto clave, ¿qué pasaría si desparecieran las abejas? ¿Cómo nos afectaría a nosotros?
La desestabilidad del equilibrio ecológico
Las abejas complementan una parte imprescindible dentro de un complejo ecosistema. Como otros insectos, las abejas son las encargadas de la polinización, lo que asegura la reproducción de las especies vegetales como las conocemos.

Crisis alimentaria
Solo en Europa el 84% de las 264 especies de cultivo están sujetas a la polinización por insectos. Sin ésta, la producción caería en picado encareciendo los productos vegetales de nuestra dieta haciéndolas prácticamente inaccesibles.
Al igual que nuestra dieta se vería empobrecida en nutrientes básicos que obtenemos de hortalizas y vegetales, muchas otras especies de seres vivos se verían afectadas por el mismo problema. Muchos animales basan su dieta en frutos y vegetales que con la desaparición de las abejas reducirían drásticamente en número. Por lo que la extinción de las abejas, seguramente acarrearía la extinción de otras muchas más especies.

La amenaza a la biodiversidad
En el año 2017, la ONU advirtió que en un solo día se extinguían la friolera de 150 especies de animales alrededor del Mundo.
Con la extinción de las abejas la diversidad del planeta sufriría un duro golpe. Alrededor del Mundo se contabilizan entre 25.000 y 30.000 especies distintas de abejas. Solamente en España se encuentran 1.000 especies distintas.

La desaparición de la miel
Más allá de ser un producto común pero no primario, la miel es una fuente importante de empleo en varios puntos del Mundo. En Europa la apicultura supone el sustento de muchas familias, sin ir más lejos España se encuentra entre los tres principales países productores de miel, junto con China y Argentina.
Asimismo, la miel supone para muchas poblaciones el único edulcorante accesible.

Soluciones
- La prohibición de algunos tipos de insecticidas. En consecuencia de las contundentes advertencias de parte de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sobre el peligro de los pesticidas cara a la supervivencia de las abejas, la Unión Europea tomaba la iniciativa en 2018 de prohibir el uso de tres pesticidas.
Los insecticidas comunes en el mundo de la agricultura y la agricultura industrial son una de las principales amenazas. Tras el invierno muchas de las abejas mueren por envenenamiento por los mismos. La reducción y eliminación de estos productos por lo tanto es imprescindible para que las abejas sobrevivan.

- Medidas contra cambio climático y la contaminación. Parar el cambio climático encabeza también la lista de pendientes, no solo para salvar a las abejas, sino que a otras muchas especies y al planeta tal y como lo conocemos.
Las flores suponen la principal fuente de alimentación de las abejas. Con el cambio climático las épocas de floración cambian, haciendo que no coincidan con el surgimiento de las abejas en primavera y en consecuencia las abejas pasen hambre.
- El control de especies invasoras. Los últimos años hemos escuchado mucho sobre las avispas asiáticas, una especie invasora que ataca a las abejas. En caso de avistar una de ellas o un nido es imprescindible informar a las autoridades.
- Importación de abejas. Una de las soluciones tomadas por algunos países ha desembocado en la exportación e importación de la especie. En el año 2004, Estados Unidos modificaba su política sobre la importación de abejas mamíferas tras el declive de sus colonias y verse afectada la polinización de almendra. Finalmente, EEUU recibió colonias de abejas mamíferas de Australia.
- Concienciación e iniciativas personales. Nosotros podemos hacer una gran cantidad de acciones para aportar un pequeño granito de arena a la supervivencia de las abejas; desde cultivar plantas variadas y hacer manualmente refugios naturales (o comprarlos) para las abejas, hasta cambiar nuestras costumbres de consumo y pasarnos a los productos ecológicos.
Fuente Greenpeace
