La kombucha no es tan sin alcohol como parece
Fermentación natural
Aunque se considera una bebida saludable, su proceso de fermentación genera pequeñas trazas de alcohol
Este 15 de noviembre se celebra el Día Mundial Sin Alcohol, una jornada que invita a reflexionar sobre nuestras elecciones a la hora de brindar. En los últimos años, la kombucha se ha convertido en una de las favoritas de quienes buscan bebidas saludables, naturales y, supuestamente, sin alcohol.
Pero la realidad es un poco más compleja: por el simple hecho de fermentar, esta bebida siempre contiene algo de etanol, aunque sea en cantidades mínimas.
Qué es la kombucha y por qué ha conquistado tantos vasos
La kombucha es una bebida fermentada a base de té, azúcar y un cultivo simbiótico de bacterias y levaduras conocido como SCOBY. Su sabor ácido y burbujeante, entre el vinagre suave y la sidra, junto con su reputación de bebida 'viva' y 'detox', la han convertido en un fenómeno global.
Se elabora dejando fermentar durante varios días una mezcla de té endulzado, que las levaduras transforman parcialmente en alcohol, y que después las bacterias convierten en ácidos orgánicos beneficiosos. Ese equilibrio es lo que da lugar al característico sabor de la kombucha y también al pequeño porcentaje de alcohol que genera.
Sí, toda kombucha tiene algo de alcohol (aunque sea poco)
Por mucho que se venda como 'sin alcohol', técnicamente toda kombucha tiene trazas de etanol. Es el resultado inevitable de la fermentación. En las versiones comerciales más controladas, esa cantidad suele ser inferior al 0,5 %, por lo que la ley permite etiquetarlas como 'bebidas sin alcohol'.
Sin embargo, no todas son iguales. Las kombuchas artesanales o caseras, al no pasar por procesos de pasteurización ni filtrado, pueden superar ese límite fácilmente. También influye el tiempo y la temperatura: cuanto más larga y cálida es la fermentación, más alcohol se genera.
Lo que dice la ley y por qué hay tanta confusión
En la mayoría de países europeos -España incluida- el límite legal para que una bebida se considere 'sin alcohol' es inferior al 0,5 % de volumen alcohólico. Por eso, las kombuchas industriales entran dentro de esa categoría, igual que ocurre con algunas cervezas 0,0 % que en realidad contienen 0,04 % o incluso 0,3 %.
El problema es que el etiquetado a veces no lo aclara, o se pierde entre frases de marketing como '100 % natural' o 'sin aditivos'. En Estados Unidos, de hecho, varias marcas fueron demandadas por superar el límite legal y se vieron obligadas a distribuir sus botellas como si fueran bebidas alcohólicas.
¿Cuánta kombucha puedes beber sin preocuparte?
Si eliges una kombucha comercial refrigerada y de buena marca, puedes tomarla con tranquilidad: su nivel de alcohol es tan bajo que no supone ningún riesgo para adultos sanos ni afecta a la conducción.
Aun así, no es recomendable para niños pequeños, embarazadas o personas que deben evitar por completo el alcohol. En esos casos, mejor optar por versiones pasteurizadas o con sello '0,0 %', cada vez más comunes en el mercado.
Alternativas realmente sin alcohol
Si el espíritu del Día Mundial Sin Alcohol te anima a reducir tu consumo, hay opciones deliciosas más allá de la kombucha. Los tés fríos infusionados, los mocktails con frutas y hierbas o las aguas con gas aromatizadas naturalmente pueden ofrecer el mismo frescor sin una gota de etanol.
Incluso algunas marcas están desarrollando kombuchas desalcoholizadas, con un control del proceso que elimina casi todo el contenido alcohólico, sin renunciar al sabor ácido y refrescante que las caracteriza.
Cómo se elabora una kombucha de calidad y cómo elegirla bien
La kombucha nace de una fermentación natural de té endulzado, generalmente verde o negro, al que se añade una colonia de bacterias y levaduras llamada SCOBY. Durante varios días, ese cultivo transforma el azúcar en ácidos, burbujas y una pequeña cantidad de alcohol.
El resultado es una bebida ligeramente avinagrada, refrescante y viva, con probióticos y antioxidantes que pueden favorecer la digestión y la salud intestinal.
Para disfrutar de una buena kombucha sin preocuparte por el alcohol, conviene saber elegir bien:
- Prefiere las kombuchas refrigeradas y sin pasteurizar, que conservan los microorganismos beneficiosos.
- Busca etiquetas transparentes, con información sobre el nivel de azúcar, alcohol y tipo de té.
- Evita las versiones con sabores artificiales o exceso de azúcar añadido.
- Y si la preparas en casa, controla el tiempo de fermentación y guárdala siempre en frío para evitar que aumente el grado alcohólico.
Aunque nunca será totalmente 'sin alcohol', la kombucha sigue siendo una de las alternativas más equilibradas y naturales para quienes buscan algo diferente al refresco o la cerveza. Al final, todo está en entender cómo se elabora y disfrutarla con conocimiento.