El error que cometes al comer sandía y que podría arruinar tu verano
evitar intoxicaciones
Un gesto sencillo para prevenir intoxicaciones alimentarias

La sandía es la reina del verano. Refrescante, dulce, hidratante y perfecta para compartir en la playa o la piscina. Pero hay algo que muchos consumidores pasan por alto cuando la disfrutamos y que, aunque parezca un detalle menor, puede arruinarnos las vacaciones con una intoxicación alimentaria.
Es un gesto muy sencillo de prevenir y, sin embargo, sigue siendo un error habitual que conviene conocer para evitar problemas de salud.
En la cocina hay gestos que parecen insignificantes, pero que marcan la diferencia. En el caso de la sandía, la mayoría de las personas comete el mismo fallo: olvidan un paso esencial antes de cortarla y servirla.
Seguro que te suena la escena: llegas a casa, la sacas de la bolsa, la colocas sobre la encimera, coges un cuchillo bien afilado y la cortas sin más. Suena lógico, ¿verdad? Después de todo, nadie come la cáscara. Pues ahí está el error.
Siempre que vamos a comer una manzana con piel, el primer paso que hacemos sin dudar es lavarla bien, pero es lógico pensar ‘¿para qué lavar la sandía si no me voy a comer la piel?’. Es un razonamiento comprensible, pero incorrecto.
Porque la clave está en el cuchillo. Cuando cortas la sandía, la hoja arrastra todo lo que hay en la superficie hacia la pulpa. En otras palabras: todo lo que esté en la cáscara puede acabar contaminando el interior que te vas a comer.
Además, la sandía suele viajar bastante: desde el campo hasta el supermercado o la frutería, pasando por camiones, cajas, suelos y muchas manos. Todo ese periplo es un viaje perfecto para bacterias, parásitos, residudos...
Riesgos de no lavar la sandía: mucho más que un poco de tierra
El mayor peligro no es la tierra visible. Son los microorganismos patógenos invisibles. Entre los más preocupantes:
Salmonella: puede provocar fiebre, diarrea y fuertes dolores abdominales. Hay brotes documentados vinculados a frutas mal lavadas.
E. coli: otro germen peligroso que puede contaminar la superficie de frutas y verduras, causando infecciones gastrointestinales.
Listeria: especialmente preocupante en mujeres embarazadas, ancianos o personas inmunodeprimidas.
Además de las bacterias, los residuos de pesticidas o fertilizantes pueden quedarse adheridos a la cáscara si no se lava bien.
¿Quién corre más riesgo?
Si bien un adulto sano puede tener una intoxicación leve o moderada, hay grupos de riesgo para quienes una infección alimentaria puede ser grave.
Una bacteria que para ti quizá suponga un par de días malos puede implicar una hospitalización para los niños pequeños, los ancianos, las mujeres embarazadas y las personas inmunodeprimidas o con enfermedades crónicas.
Cómo lavar la sandía correctamente
La buena noticia es que lavar la sandía es fácil y no te llevará más de un minuto. Aquí tienes los pasos recomendados:
- Lava bien tus manos con agua y jabón antes de manipularla.
- Coloca la sandía bajo agua corriente fresca.
- Usa un cepillo limpio específico para frutas y verduras para frotar la superficie. No necesitas jabón, solo frótala bien para desprender la suciedad.
- Sécala con un paño limpio o papel de cocina.
- Lava el cuchillo y la tabla de cortar antes y después de cortar la sandía para evitar contaminación cruzada.
Es un gesto muy sencillo que reduce enormemente el riesgo de intoxicaciones.
¿Y qué hago con la sandía ya partida que compro en la tienda?
Otra pregunta frecuente: ‘Si ya me la venden cortada, ¿qué hago?’.
Al comprar la fruta cortada en mitades, lo primero que tienes que hacer es fijarte en si el comercio está cumpliendo con las condiciones sanitarias que recomienda la AESAN.
Las sandías en mitades o cuartos deberían estar refrigeradas y protegidas con film. Aun así, revisa estos puntos:
- Asegúrate de que esté bien cubierta y en frío.
- Evita piezas expuestas al aire libre sin refrigeración.
- En casa, consúmela cuanto antes.
- Si quieres, puedes pasar la parte expuesta por un enjuague rápido con agua limpia para retirar posibles restos.