Cosas que un profesional de la limpieza jamás haría

¿Alguna vez has lavado la ropa sin clasificarla? ¿Utilizas el mismo producto para limpiar toda la casa? Presta atención, son actos que un experto en limpieza jamás haría.
¿Sabías que dedicamos 2,56 horas semanales a la limpieza del hogar? Limpiar y organizar la casa es una de las labores en el día a día menos agradecidas y valoradas en general. Y eso que casi lo hacemos por inercia, guiados por esa vocecita que nos insta a recoger lo que ensuciamos. Y lo hacemos sin rechistar, pues sabemos de buena mano que una casa limpia y organizada reduce el estrés diario al que nos enfrentamos en el trabajo o los estudios.
No obstante, casi nunca conseguimos que el orden se mantenga en el tiempo y sentimos envidia cuando vemos que hay personas que tienen su vivienda impoluta, sin apenas motas de polvo en los muebles, ¿verdad? Pero, ¿cómo lo hacen? Es muy sencillo, muchos profesionales y expertos de la limpieza coinciden en que hay cosas que nunca harían.
Cosas que los expertos en limpieza no hacen en su casa
En líneas generales, hay muchas cosas que los profesionales de la limpieza y el orden jamás harían como utilizar una tabla de cortar alimentos para todo y no clasificar la ropa antes de lavarla. Aunque parezcan actos banales, son de suma importancia.
En el primer caso, por ejemplo, con un mínimo de tres tablas evitamos la contaminación cruzada. En el segundo caso, una previa clasificación de la ropa evita que pierda su color y textura original. Y ya si elegimos el programa adecuado, la ropa saldrá limpia, con buen olor y sin arrugas.
Limpiar es un arte y requiere de práctica para lograr la perfección. Los expertos de la limpieza lo saben y tienen muy claro qué cosas no harían jamás.
1. Conservar esponjas y bayetas húmedas
Habituados a limpiar cada superficie con un paño distinto, un profesional de la limpieza nunca dejaría que las esponjas y las bayetas permanecieran húmedas durante mucho tiempo. La razón es sencilla: Higiene. Tanto las esponjas como las bayetas contienen y generan millones de bacterias, algunas peligrosas como la salmonela. De esto se habló largo y tendido en un estudio de seguridad alimentaria publicado por la revista Journal of Applied Microbiology.
"Bacterias como la salmonela sobreviven mucho mejor en las esponjas que en los cepillos para limpiar los utensilios de cocina. Esto se explica porque las esponjas permanecen mojadas y la bacteria puede reproducirse mucho más rápidamente", indica Trond Møretrø, científico investigador de Nofima.

Ahora bien, del mismo estudio se desprende que es más higiénico utilizar cepillos con dosificadores para fregar la vajilla (comprar aquí). Y, que en el caso que se quiera seguir utilizando bayetas, es fundamental lavarlas con jabón y dejarlas secar completamente en el exterior.
2. Utilizar un producto para limpiar todo
Sabemos que existen productos de limpieza que son imprescindibles en el hogar como el clásico vinagre de limpieza o el fairy de toda la vida. Pero ojo, no se puede utilizar un solo detergente para limpiar todo. Superficies como la madera natural, el acero inoxidable o el mármol requieren de cuidados únicos y exclusivos para mantener su aspecto original por más tiempo.
Y aunque sabemos que es un incordio tener varios botes de detergentes en el armario, merece la pena tener un limpiador específico para los suelos de madera natural o las superficies de mármol.
3. Evitar la limpieza que no se ve
Que levante la mano quien se ha negado a mirar lo que hay debajo de los asientos de sofá o encima de la nevera. Muchos obviamos que ciertos lugares no necesitan una limpieza frecuente, un error común que hace que acumulemos suciedad en los sitios menos insospechados como el filtro del lavavajillas o el techo de la nevera.
Aunque por fuera parezca limpia, es muy posible que tu casa necesite una limpieza exhaustiva de la suciedad que no se ve:
- Los filtros de electrodomésticos como la lavadora y el lavavajillas.
- El polvo que se acumula en el somier y los roperos.
- Las manchas que aparecen en las repisas y los perfiles de las ventanas.
- El polvo que se acumula en los rieles de las ventanas y armarios.
- La suciedad que se acumula en los techos de los armarios altos.
- La grasa que se acumula en el interior de la campana o el horno.
- El moho que aparece en las esquinas de los techos

Un profesional de la limpieza jamás olvidaría limpiar estos lugares y lo haría con cierta regularidad, por ejemplo, una vez al mes o una vez cada dos meses.
4. Comprar mucho y tirar poco
¿Alguna vez te has preguntado cómo hace Marie Kondo para mantener su casa pulcra y bien organizada? La nipona más famosa del planeta lo tiene claro: en su casa solo hay objetos que tiene un valor real en su vida, enseres que despiertan felicidad en ella, algo que nos enseñó en su libro La magia del orden (comprar aquí).
Pero no hace falta irse tan lejos para saber que no es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia. Este refrán español es un dicho hecho a medida de los que apuestan por un estilo de vida minimalista como Marie Kondo o Carl Andre, pues cuantas menos posesiones haya en casa, menos habrá que limpiar.
"No tenemos muchas cosas, pero todo lo que poseemos tiene un valor real en nuestras vidas. Cada una de nuestras posesiones (ropa, coche, utensilios de cocina) tiene una función", dice Joshua Fields Millburn en el documental The Minimalists: Less in Now.

5. Limpiar y ordenar sin seguir un método
Ya sea de inspiración propia o copiando las prácticas de otros profesionales como Nagisa Tatsumi, Maria Gallay o Marie Kondo, los métodos del orden son fundamentales para limpiar mejor y en menos tiempo. Por ejemplo, uno de obligado cumplimiento es limpiar en forma de S, es decir, comenzar por los objetos más altos y terminar por los sitios y muebles bajos. El acto de barrer o fregar debe ser lo último que hagamos.
6. Mezclar productos de limpieza
Lejía, amoníaco, agua oxigenada, aguafuerte, entre otros detergentes, son productos de limpieza que no se pueden mezclar bajo ninguna circunstancia. ¿La razón? La mezcla de estos limpiadores produce gases tóxicos y corrosivos. Por ello, es muy importante utilizarlos por separado, siempre contando con una buena ventilación y bajo la seguridad de un par de guantes de limpieza.
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