La fruta del otoño que triunfa por su alto contenido en antioxidantes se llama caqui
Fruta rica y sana
Una superfruta de temporada con sabor dulce y propiedades únicas

El caqui, también llamado persimón o palosanto, suele pasar inadvertido en los estantes del supermercado, pero cada otoño aparece para recordar por qué merece más atención: esta fruta anaranjada y suave es una de las mayores fuentes de antioxidantes de la temporada.
El caqui tiene su origen en China y Japón, donde se cultiva desde hace siglos. Su nombre científico, Diospyros kaki, significa ‘fruta del fuego divino’. Llegó a España en el siglo XVII como árbol ornamental, aunque su fruto no tardó en ganarse un sitio propio.

Hoy, la Comunidad Valenciana es uno de los principales productores del país. Allí se cultiva la variedad Rojo Brillante, protegida por la Denominación de Origen Kaki Ribera del Xúquer, que garantiza su calidad y sabor. También se produce en países como Italia, Corea, Brasil y Eslovenia, donde el caqui forma parte habitual de la dieta otoñal.
Caqui, palosanto o persimón: la misma fruta
Aunque reciben nombres diferentes, caqui y persimón son la misma fruta. La diferencia está en el punto de maduración y la textura.
El caqui clásico se recolecta cuando está maduro. Tiene un sabor muy dulce y una pulpa blanda y gelatinosa, ideal para comer con cuchara, como un kiwi.
En cambio, el persimón se recolecta semi maduro y pasa por un proceso que elimina su astringencia, lo que permite disfrutarlo cuando aún está duro y firme.

Esta variedad puede cortarse en rodajas o comerse como una manzana, con un sabor más suave que recuerda al albaricoque o al melocotón.
Por eso, el persimón ha permitido que el caqui llegue más lejos: aguanta mejor el transporte y tiene una vida útil más larga en los mercados.
En España predominan dos tipos: el caqui blando, tradicional, y el persimón, de textura firme. El éxito del segundo ha contribuido a mantener viva la producción y a que más personas descubran esta fruta otoñal.
Una fruta de temporada con muchos beneficios
La temporada del caqui va de septiembre a enero, justo cuando el cuerpo agradece alimentos ricos en vitaminas y antioxidantes.
En algunos lugares se lo conoce como palosanto, porque su maduración coincidía con el Día de Todos los Santos, a comienzos de noviembre.

El caqui está compuesto en un 80 % por agua, lo que lo hace ligero y refrescante. Además, contiene vitamina C, betacarotenos (provitamina A), potasio y fibra natural.
Su combinación de nutrientes contribuye al bienestar general y ayuda a mantener el equilibrio del organismo durante los meses fríos.
Su sabor dulce y su textura cremosa lo distinguen de otras frutas de otoño.
Además, su color anaranjado intenso aporta vitalidad a la mesa y lo convierte en una opción atractiva para postres y recetas sencillas.
Cómo elegir y conservar un buen caqui
A la hora de comprar, busca frutas de color naranja vivo y piel lisa, sin golpes ni manchas.
Si está duro, se trata probablemente de un persimón, ideal para cortar o comer a mordiscos.
Si está blando, es un caqui tradicional, perfecto para tomar con cucharita.

Si el fruto aún está verde, déjalo a temperatura ambiente hasta que madure.
Si ya está en su punto, guárdalo en la nevera: puede conservarse hasta tres semanas sin problema.
Un truco práctico es colocarlo junto a una manzana o un plátano, que liberan etileno y aceleran la maduración de forma natural.
El caqui se presta tanto para comer solo como para usar en recetas. Puedes añadirlo a ensaladas otoñales, combinarlo con queso fresco y frutos secos, o incorporarlo en bizcochos, como un pan dulce de caqui, una tarta de queso y caqui o incluso en una ensalada de lechuga con esta fruta.
O, mejor aún, basta con una cuchara o cortarlo en gajos para saborearlo tal cual.