Solo en el Rincón de Ademuz crece la manzana que parece hecha de hielo
Tesoro valenciano
La variedad autóctona que convierte el frío en dulzura y mantiene viva una tradición centenaria
Entre las montañas que separan Valencia, Cuenca y Teruel crece una manzana única. Dulce, firme y brillante, la manzana de hielo -variedad Esperiega- solo se cultiva en el Rincón de Ademuz. Una joya de temporada que parece tener hielo en el corazón y sabor a pura naturaleza.
El rincón donde el frío endulza las manzanas
Ya es tiempo de manzanas, y pocos lugares pueden presumir de tener una tan especial como la manzana de hielo. En el Rincón de Ademuz -esa comarca montañosa entre tres provincias-, el clima extremo y las noches frías hacen que el azúcar de la fruta se concentre de manera natural.
El resultado es una manzana de pulpa muy firme, extremadamente dulce y con un aroma inconfundible. Los agricultores locales la conocen desde siempre como la Esperiega, 'la reina de las manzanas'. Su carácter único proviene precisamente del frío, que transforma su interior en un pequeño milagro natural.
Si te interesan las frutas que alcanzan su mejor momento en esta época, puedes consultar la guía de frutas de otoño, con consejos sobre cómo aprovecharlas al máximo en la cocina.
Por qué se llama manzana de hielo
La manzana de hielo recibe su nombre de un fenómeno curioso: cuando madura, parte del azúcar que contiene se cristaliza, dando a la pulpa un aspecto y una textura que recuerdan al hielo. No está congelada, pero al morderla se siente ese crujido frío y dulce tan característico.
Esa transformación sucede de forma natural después de la cosecha. Tras su recolección -a mediados de octubre-, basta con dejarla reposar en casa unas semanas para que el proceso ocurra. Entonces, el color rojo se intensifica, el verde vira hacia el amarillo, y su interior se vuelve translúcido y aún más jugoso.
Además, es una fruta que se conserva de forma excepcional: sin cámaras ni refrigeración puede mantenerse perfecta hasta abril o mayo, una rareza en el mundo de la fruta fresca. Si quieres saber cómo conservarlas correctamente, te explicamos los mejores consejos de compra y conservación de la manzana.
Una herencia que se resiste a desaparecer
La manzana de hielo no es solo una fruta; es una herencia.
Generación tras generación, los agricultores del Rincón de Ademuz han cultivado estos árboles, seleccionando cuidadosamente las mejores piezas para venderlas por toda España. Con el tiempo, la llegada de las cámaras frigoríficas y el abandono de los pueblos hizo que muchos manzanos se perdieran, y con ellos una forma de vida.
Sin embargo, la tradición resiste gracias a productores y cooperativas locales que siguen apostando por este cultivo. La manzana de hielo es una de las pocas variedades autóctonas que resisten al paso del tiempo, junto a otras frutas emblemáticas como las cerezas del Jerte o las peras del Bierzo.
Una cita para celebrarla
Cada mes de noviembre, el Rincón de Ademuz rinde homenaje a su fruta más especial en la Feria de la Manzana Esperiega, un evento que recorre los pueblos de la comarca y que este año se ha celebrado del 14 al 16 de noviembre en Casas Altas.
Durante el fin de semana, las calles se llenaron de puestos, degustaciones y actividades en torno a esta joya local que simboliza el esfuerzo de toda una comunidad.
Dónde probarla sin moverte de casa
Si no puedes desplazarte hasta el Rincón de Ademuz, la cooperativa VIRCOOP -la única dedicada en exclusiva a esta variedad- permite comprar la fruta directamente en su web. También organizan visitas guiadas para conocer de cerca los campos y el proceso de cultivo, una experiencia ideal para quienes disfrutan de la gastronomía con raíces.
Además de su sabor, la cooperativa destaca que esta manzana es rica en azúcares naturales, fibra, vitamina C y antioxidantes, con bajo contenido en grasas y sodio: una opción saludable que aporta energía y refuerza el sistema inmunitario durante los meses fríos.
Del árbol a la cocina
Por su textura firme y su dulzura natural, la manzana de hielo es perfecta para comer en fresco, pero también brilla en la cocina. Puedes disfrutarla en postres clásicos como la compota de manzana o las manzanas a la crema de Karlos Arguiñano.
La manzana de hielo nos recuerda que incluso en los lugares más fríos puede brotar la dulzura. En cada pieza hay el trabajo paciente de quienes mantienen viva una tradición que convierte el invierno en sabor y la tierra en memoria.