A qué sabe el sauvignon blanc, el vino blanco francés que se cuela en el nuevo disco de Rosalía
Vino blanco
La cantante catalana ha puesto este vino en el centro de la conversación
‘Ya no quiero perlas ni caviar… No necesito nada más, Sauvignon Blanc, a tu lado’, reza el estribillo de una de las canciones del nuevo disco de Rosalía. Un vino blanco al que la cantante hace referencia sin rodeos. Pero, ¿qué vino es ese al que la artista rinde homenaje en uno de los momentos más íntimos del álbum?
No ha pasado un mes desde la salida de este álbum, un trabajo sobre lo divino femenino, la fe y las brutalidades del amor, y ya ha desbancado a Taylor Swift ocupando el primer puesto del Top Global.
Y entre sus canciones, se ha colado, elegante y discreto, un vino francés. La curiosidad se ha desatado entre sus millones de oyentes, pero para sus fieles seguidores, no es una sorpresa.
Rosalía ya había dejado pistas de su buen gusto vinícola hace unos años. Durante un directo en Instagram, se la vio con una copa de un AOC Sancerre en la mano. Una recomendación, contó entonces, que le hizo su amigo y colaborador Pharrell Williams.
Para entender la esencia de este vino, hay que empezar por la uva que le da vida: la sauvignon blanc.
Su nombre proviene de las palabras francesas ‘sauvage’ (salvaje) y ‘blanc’ (blanco), en referencia a sus orígenes silvestres en la región de Burdeos.
Es una uva de piel verde y racimos compactos, tremendamente expresiva y que refleja como pocas el terruño donde crece.
Y, ¿dónde crece? Aunque hoy está plantada por medio mundo, sus reinos indiscutibles son dos en Francia: el Valle del Loira y Burdeos.
En el Loira es donde encuentra su máxima pureza y verticalidad. Aquí, en zonas como Sancerre y Pouilly-Fumé, los suelos calcáreos, conocidos como ‘terres blanches’, le confieren esa elegancia mineral y cítrica que enamoró a Rosalía.
En Burdeos, sin embargo, suele ensamblarse con semillón, dando vinos más estructurados y aptos para la guarda. Fuera de Francia, Nueva Zelanda ha creado un estilo propio e hiperaromático, que es un éxito global.
A qué sabe el sauvignon blanc
Llegados a este punto, la pregunta del millón: ¿a qué sabe?
En nariz aparecen notas cítricas como lima o pomelo, fruta verde como manzana o grosella espinosa y un lado herbal que recuerda a hierba fresca.
En boca, no es denso ni empalagoso. Es fresco y fácil de beber, con un toque vibrante que despierta el paladar, como el del agua con gas. No es un vino dulce o pesado.
Cómo maridar un sauvignon Blanc
Su alta acidez lo convierte en el compañero perfecto para cortar grasas y realzar sabores.
Marida de maravilla con pescados y mariscos, como merluza al horno, lubina o rodaballo, tanto si están hechos al horno como a la plancha.
También combina muy bien con mariscos cocidos sin salsas pesadas, ceviches o ensaladas con vinagreta.
Y, por supuesto, con el clásico queso de cabra, con el que forma una pareja perfecta.
En otro apartado encontramos las pastas, arroces y carnes magras: platos suaves con verduras o setas, arroz con marisco o pasta con un toque cítrico, como unos espaguetis al pesto de limón.
También acompaña muy bien al pollo o pavo, siempre que no estén demasiado condimentados.
Postres: aunque no sea un vino dulce, el sauvignon blanc puede acompañar bien algunos postres, como tartas de frutas, merengue, crema de limón o incluso chocolate con leche. Su acidez equilibra el dulzor y aporta frescura.
Eso sí, sírvelo entre 8 y 10 °C. Si está demasiado frío, perderá aroma y expresividad. Déjalo reposar unos cinco minutos en la mesa antes de beberlo. Una copa de vino blanco aromático ayuda a concentrar los aromas y a mantener la temperatura ideal durante más tiempo.
Así que, si te gustan los vinos blancos cítricos y con un toque herbal, probablemente este se convierta en uno de tus favoritos.