Cómo congelar perejil y conservarlo fresco todo el año
condimento natural
El truco definitivo para tener siempre a mano este básico de la cocina

El perejil, un básico que se estropea demasiado rápido
El perejil es una de esas hierbas que nunca faltan en la cocina: realza el sabor de un guiso, refresca una ensalada y da un toque verde y aromático a pescados, carnes y salsas.
El problema es que también es de los ingredientes más delicados. Seguro que más de una vez has comprado un manojo, lo has metido en la nevera y, en apenas tres días, las hojas ya estaban lacias o amarillentas.
La solución es sencilla y económica: congelar el perejil. De esta manera podrás disfrutar de su sabor y aroma durante meses sin tener que estar comprándolo constantemente ni desperdiciar lo que no usas. Vamos a ver cómo hacerlo paso a paso y qué trucos funcionan mejor.
¿Se puede congelar el perejil fresco?
La respuesta es clara: sí. El perejil aguanta muy bien la congelación siempre que se prepare de la forma adecuada. Lo único que puede cambiar un poco es la textura: las hojas se vuelven más blandas al descongelar, pero su sabor y aroma permanecen prácticamente intactos.
A diferencia de otras hierbas, como la albahaca o el cilantro, que son más delicadas, el perejil se adapta muy bien al frío y es perfecto para tenerlo siempre a mano.

Cómo congelar perejil paso a paso
Existen varios métodos y todos son sencillos. Solo necesitas un poco de organización y los utensilios adecuados: bolsas herméticas, recipientes pequeños o cubiteras de hielo.
Método clásico: en bolsas herméticas
- Lava bien el perejil bajo el grifo.
- Sécalo completamente con papel de cocina o una centrifugadora de ensaladas. Este paso es clave para evitar que se formen cristales de hielo.
- Retira los tallos más gruesos y pica las hojas al gusto.
- Guarda el perejil picado en una bolsa zip. Antes de cerrarla, expulsa el aire presionando con las manos.
Truco: si lo extiendes en una capa fina y lo aplastas con un rodillo, podrás ir cortando trozos de la 'placa' congelada según necesites.
En cubitos de hielo con agua o aceite
Una forma práctica y muy visual de conservar el perejil.
- Pica las hojas finamente y repártelas en una cubitera.
- Cubre cada hueco con agua si lo vas a usar en sopas, guisos o caldos.
- O bien con aceite de oliva, ideal para sofritos, salsas y aliños.
- Una vez congelados, desmolda los cubitos y guárdalos en una bolsa. Así ocuparán menos espacio en el congelador.

Congelar ramas enteras
Si no tienes tiempo, este método es el más rápido:
- Lava, seca y congela los manojos enteros envueltos en film transparente o en una bolsa zip.
- Al sacarlo, las hojas estarán quebradizas y podrás desmenuzarlas fácilmente sobre cualquier plato.
Consejos para conservar el perejil congelado como recién cortado
El truco para que el perejil congelado se mantenga verde, aromático y útil durante meses está en cómo lo preparas antes de meterlo al congelador. No basta con lavarlo y guardarlo sin más, hay pequeños gestos que marcan la diferencia.
Lo primero, y más importante, es secar muy bien las hojas. Piensa que la humedad se convierte en hielo, y ese hielo es el culpable de que el perejil pierda su color y se vea apagado al sacarlo. Puedes usar papel de cocina o una centrifugadora de ensaladas para asegurarte de que queda perfectamente seco.
Otro punto clave son los recipientes. No sirve cualquier cosa: las bolsas zip, los tarros pequeños de cristal o los táperes herméticos son la mejor opción. Gracias a ellos evitarás que entre aire y se formen escarchas, algo que deteriora mucho el sabor de las hierbas.
Además, aunque pueda parecer que el perejil congelado dura eternamente, no es así. Lo ideal es consumirlo en un plazo de 3 a 6 meses. Pasado ese tiempo seguirá siendo seguro, pero habrá perdido gran parte de su aroma fresco.
Y, por último, un detalle que muchos olvidan: no lo recongeles. Saca siempre la cantidad que vayas a necesitar y deja el resto guardado. Así evitarás que se apelmace y que las hojas se conviertan en un bloque difícil de usar.
Si aplicas estos consejos sencillos, tu perejil congelado estará siempre a punto, casi como recién cortado, listo para dar color y frescura a cualquier receta.
¿Pierde propiedades el perejil al congelarlo?
El perejil congelado conserva muy bien su sabor y la mayoría de sus nutrientes, aunque algunas vitaminas, como la vitamina C, pueden perderse ligeramente con el paso del tiempo.
En comparación con el perejil seco del supermercado, el congelado ofrece un sabor mucho más fresco y natural. Puede que no luzca tan bonito como recién cortado, pero el aroma está ahí y es lo que realmente importa en la cocina.
Cómo usar el perejil congelado en la cocina
Una vez congelado, el perejil no necesita descongelarse previamente: puedes añadirlo directamente a la sartén, al guiso o a la ensalada.
En salsas y aliños
- Mojo verde canario, perfecto para acompañar papas arrugadas.
- Chimichurri argentino, ideal para carnes a la parrilla.
- Salsa verde para pescado al horno o a la plancha.

En guisos y sopas
Un par de cubitos de perejil con agua son suficientes para dar sabor a un caldo de pollo, a una crema de verduras o a unas lentejas caseras.
En recetas rápidas
Si haces una tortilla francesa, un revuelto o incluso un tabulé, el perejil congelado será tu aliado exprés para dar frescura sin tener que picar nada en el momento.
Otros trucos caseros para conservar hierbas frescas
El congelador no solo es el mejor aliado del perejil, también puede ayudarte a conservar otras hierbas aromáticas que usamos a menudo en la cocina. Cada una tiene sus particularidades, pero con un poco de previsión puedes disfrutar de su sabor durante meses.
- Cilantro: se congela muy bien picado y es perfecto para tener siempre a mano en recetas como guacamole, currys o sopas con un punto fresco.
- Eneldo: combina de maravilla con pescados y ensaladas frías de verano. Congélalo picado en pequeñas porciones y añádelo directamente a la receta.
- Albahaca: es más delicada que el perejil, pero congelada en hojas enteras puede salvar un pesto improvisado o dar un toque aromático a un plato de pasta.
La clave está siempre en el mismo gesto: lavar, secar y guardar en recipientes herméticos. Así tendrás un pequeño 'fondo de despensa' verde en tu congelador, listo para rescatar cualquier plato en cuestión de segundos.
Y como curiosidad, vale la pena recordar que en la Antigua Grecia el perejil se valoraba sobre todo como planta medicinal y símbolo de vitalidad. Hoy, siglos después, lo conservamos en el congelador para seguir cuidando nuestra salud y dando sabor a nuestros platos con su frescura.