El hipoclorito de sodio es un excelente agente antiséptico que actúa contra la suciedad, las manchas difíciles en la ropa, los gérmenes y los malos olores del baño o la cocina. Y, esto es posible porque libera un oxígeno activo que ataca y descompone las proteínas destruyendo los microbios.
Su sencilla composición, pues se obtiene de sal común, el agua y el oxígeno, hace que sea biodegradable. Es decir, después de su uso vuelve al medio ambiente, en donde se degrada en apenas cinco minutos.
Su invención se le atribuye a Claude Louis Berthollet, quién descubrió que el hipoclorito de sodio blanqueaba las telas en 1785.
Tipos de lejía (nomenclatura y concentración)
Antes de conocer los usos más comunes de este potente y económico detergente se deben tomar precauciones en su uso y manipulación, además de conocer qué tipos de lejías existen y cómo varía su concentración.
Precauciones de uso
Es muy importante el uso de guantes de limpieza, largos y resistentes. La lejía es un producto corrosivo que en concentraciones de un 5% con un pH:11 puede irritar la piel. Si hablamos de detergentes con concentraciones superiores al 10% con un pH= 13, decimos que es altamente corrosivo y que podría causar quemaduras en la piel.
De ahí que el uso de guantes sea casi obligatorio al aplicar este producto en limpieza sobre cualquier superficie. Incluso es recomendable airear la estancia para evitar irritaciones en los ojos y la garganta.
Ahora bien, a la hora de comprar este producto es importante adquirir uno que se adecue a las necesidades de uso. Por ejemplo, un buen higienizante para el baño, suelos y superficies baldosada es la lejía con detergente, ya que es menos corrosiva y tiene más usos que la lejía concentrada. ¿La marca? Es indiferente, pues todas ellas cumplen la misma función.
Además, conviene tener presente que existen diferentes tipos de lejías, cuya principal diferencia tiene que ver con su concentración en cloro activo. Las analizamos al detalle.
Tipos de lejías según su concentración y uso
1. Lejía de uso alimentario. Esta lejía es apta para desinfectar frutas y hortalizas. Su propósito es eliminar todas las bacterias que puedan estar presentes en los alimentos, principalmente de Enterobacterias, Escherichia Coli (E.Coli) y la Salmonella, que son potencialmente peligrosas para la salud humana. De hecho, su uso está avalado por organizaciones de prestigio como el ministerio de Sanidad de España.
2. Lejía normal. Es una lejía cuyo contenido en cloro activo no es inferior a 35 gramos por litros ni superior a 60 gramos por litro. Es la que comúnmente usamos para limpiar la casa.
3. Lejía concentrada. Esta lejía es la más concentrada, pues su contenido en cloro activo es superior a 60 gramos por litro e inferior a 100 gramos por litro. Se suele usar para eliminar manchas en pisos y superficies lavables o en la desinfección de piscinas.
4. Cloro liquido. Aquí estamos hablando de un líquido que se utiliza para purificar, es decir, desinfectar aguas residuales o de piscinas. Su concentración es muy superior a las anteriores, siendo de entre 150 y 180 gramos por litro.
5. Lejía para blanquear la ropa. Puedes usar una lejía normal o recurrir a aquellas que se llaman quitamanchas de oxigeno activo. En este caso, asegúrate -siempre- de que sea apta para ello. Por ejemplo, uno de los más habituales del mercado es el oxigeno activo Neutrex o el famoso quitamanchas profesional Vanish.

5 usos comunes de la lejía o lavandina en casa
Veamos los usos más comunes de este increíble detergente.
1. Como desinfectante
Podría decirse que el rey de los desinfectantes es la lejía. Su capacidad para destruir virus, bacterias y hongos en cualquier superficie hacen que la OMS (Organización Mundial de la Salud) lo recomienden para desinfectar superficies contaminadas por COVID-19.
En este sentido puedes usarlo de la siguiente en:
- Desinfección de pomos de las puertas o timbres.
- Limpieza de grifos, incluyendo lavamanos y váter.
- Limpieza de electrodomésticos. Por ejemplo, puedes pasar un paño empapado en lejía para desinfectar todas las superficies de forma correcta y segura.
- Limpia y desinfecta los juguetes de las mascotas.
- Elimina los malos olores de la lavadora. Para ello, programa un ciclo de lavado normal con agua caliente, añadiendo un buen chorro de lejía o amoniaco. Pero, ¡cuidado! nunca los mezcles, solo debes usar uno a la vez.
- Limpia y desinfecta la nevera. Por ejemplo, puedes pasar un paño con lejía para destruye los gérmenes que puedan acumularse en nuestro frigorífico.
- Desinfecta y blanquea el inodoro gracias a que es apto para superficies de porcelana como fregaderos, lavabos o bañeras.
- Elimina el moho que provoca la humedad en azulejos y paredes.
- También es perfecto para desinfectar superficies contaminadas por ácaros de la sarna.
Es importante seguir las instrucciones del fabricante. En superficies, se recomienda dejar actuar unos 15 minutos y después aclarar con agua.

2. Cómo blanqueador de la ropa
Además de eliminar el mal olor que producen gérmenes y bacterias en la ropa, la lejía es un excelente blanqueador. Poner a remojo las prendas blancas con manchas muy sucias, hará que estas recuperen su color. En prendas de color, en el mercado puedes encontrar una gran variedad de lejías aptas para este tipo de prendas.
Si lo que te gustan son las alternativas eco y más naturales, un excelente blanqueador es el bicarbonato de sodio o el limón.
3. Como neutralizador de malos olores
Tener la casa en orden y con ese olor a "limpio" que tanto nos gusta es posible si se utiliza lejía. Por ejemplo, fregar suelos de baldosa con lejía eliminará cualquier mal olor que pudiera aparecer por causa de la suciedad.
Este agente también elimina los malos olores de la lavadora. Recuerda, la lavadora también se ensucia y acumula moho en su interior. Para evitar que eso suceda programa un ciclo de lavado normal con agua caliente, añadiendo un buen chorro de lejía o amoniaco. Pero, ¡cuidado! nunca mezcles ambos productos, solo debes usar uno a la vez.
En el caso de la ropa, la lavandina eliminará los malos olores y matará el moho siempre y cuando se traten de prendas blancas y tejidos resistentes como el algodón.
Siguiendo esta línea, te aconsejamos que revises la etiqueta de lavado de la prenda para asegurarte al 100% de que es posible y seguro usar este producto sobre la misma. Para identificarlo fácilmente en la etiqueta habrá un triangulo con dos líneas o con la nomenclatura "CL".
Lo vemos al detalle en la siguiente imagen:

Imagen: Los símbolos indican si una prenda admite lavados con lejía o lavandina.
4. Como quitamanchas de oxígeno activo
Como venimos diciendo, algunas lejías son aptas para aplicarlas en prendas de diversos tipos. A este tipo de lejías se les conoce mejor como quitamanchas de oxígeno activo tanto para prendas blancas como ropa de color.
Su único objetivo no es otro que tratar y quitar una mancha difícil de la ropa. Sin embargo, es muy recomendable que no utilices estos productos en prendas de tejidos delicados como el satén, la seda o ropa de hilo, pues podría arruinar su acabado brillante y su estructura.
Para el resto de la colada y, siempre que lo admitan puedes usar lejía o lavandina sin ningún problema.

5. Como repelente de mosquitos y pesticida para plagas
Las picaduras de los mosquitos son muy molestas y, por desgracia, abundan mucho en climas húmedos y en épocas de calor. Si limpias tu casa con un agente de hipoclorito de sodio, estas creando una atmosfera que los mosquitos odian. La composición y olor de este agente hace que no entren. De hecho, la lavandina es ideal para prevenir criaderos de mosquitos Aedes aegypti, que son aquellos que provocan el dengue, el zika y chikunguya.
Por ejemplo, si colocas un recipiente con agua y un buen chorro de lejía, alejarás a los mosquitos.
Por otra parte, en el caso de pesticida, se comprueba que la lejía es perfecta para eliminar los nidos de los pececillos de plata o bichos de la humedad, matar cucarachas y evitar que se adueñen de tu casa.
Si tienes plagas en casa, ya sea por chinches, cucarachas, hormigas o gorgojos es fundamental que acabes con el problema de raíz y que mantengas una correcta higiene en tu hogar. Aquí te dejamos 10 remedios caseros para acabar con las plagas mas comunes en una casa.
Consejos de uso y manipulación
¿Sabías que se suele usar un poquito de lejía para alargar la vida de las flores en los floreros? Este es un curioso dato que recoge el diario online Infobae y que nos ha maravillado. Para finalizar, te dejamos una serie de consejos de uso y manipulación de este fantástico producto.
- Mientras lo utilices procura que en la estancia haya una buena ventilación. Los vapores que desprende el hipoclorito de sodio son muy fuertes y pueden causar irritaciones en los ojos, las fosas nasales y la garganta.
- Evita mezclar la lejía con otros productos, especialmente con el amoniaco, pues podría desprender gases muy tóxicos para tu cuerpo. ¡Precaución ante todo!
- Vierte siempre la cantidad recomendada por el fabricante para una limpieza y desinfección eficiente. En este caso, echar más no es sinónimo de más limpio, sino de consumo poco eficiente.
- A la hora de lavar la ropa, mucho cuidado con mezclar prendas de color y lejía, pues acabará destiñendo el tejido.
- No nos cansamos de repetir: ¡Usa guantes cuando apliques este producto!
Diferencias entre la lejía y el cloro
Como bien indicábamos al principio, la lejía es ampliamente conocida y mal llamada como "cloro". Conviene tener presente que ambos productos no son lo mismo, si bien tienen la misma nomenclatura.
La principal diferencia entre la lejía y el cloro es que el primero es un producto cuyo contenido en cloro activo no es inferior a 35 gramos por litro ni superior a 60 gramos por litro. Por su parte, el cloro es líquido que se utiliza para purificar y su concentración es muy superior a la lejía, siendo de entre 150 y 180 gramos por litro.
Si hablamos de una lejía concentrada, conviene tener presente que su cloro activo nunca es inferior a 60 gramos por litro ni superior a 100 gramos por litro.