Ácidos húmicos, qué son y su importancia para la salud y fertilidad del suelo

Descubre cómo los ácidos húmicos transforman la fertilidad del suelo, mejorando la estructura y absorción de nutrientes para disfrutar de unos cultivos más saludables. Desde su influencia en suelos arenosos hasta su papel en suelos arcillosos, estos compuestos son clave para optimizar tu jardín. ¡Aprende a utilizarlos de manera efectiva y sostenible en este artículo!
La riqueza de nutrientes de nuestro suelo nos puede preocupar, ¡y no es para menos! El suelo es el andamiaje físico y químico sobre el que nuestras plantas pueden crecer y desarrollarse. Ya sabemos que no es indispensable, como en el caso del cultivo hidropónico (hidroponía), pero siempre que realicemos un cultivo es una buena idea tener este factor en cuenta.
Si quieres conocer cómo los ácidos húmicos ayudan a mejorar la fertilidad de nuestros suelos, quédate y descúbrelo en este artículo.
¿Qué son los ácidos húmicos?
Durante uno de tus paseos por el campo, o mientras haces senderismo con amigos y familiares, párate un momento y mira al gran olvidado de la naturaleza: el suelo. Lo único que podremos observar es la capa más superficial, pero eso es lo que nos interesa.
¡No vamos a pedirte que cabes un agujero para este artículo! Esta capa superficial es rica en hojarasca y otros restos vegetales, además de insectos, restos animales y microorganismos. En general, es una capa muy rica en materia orgánica en descomposición y que más tarde acabará descendiendo y formando parte del resto de capas del suelo. Para que este último proceso se lleve a cabo debe ocurrir la descomposición.

Esta descomposición es realizada principalmente por hongos y bacterias del suelo, produciendo el humus de lombriz, un sustrato natural muy rico en nutrientes y que podemos replicar fácilmente en nuestro hogar mediante el vermicompostaje, como ya vimos en otros artículos.
Uno de estos componentes que conforman el humus son los ácidos húmicos, un conjunto de moléculas inespecíficas que comparten muchas características y a los que les dedicaremos este artículo para comprender cómo funcionan y cómo usarlos en nuestro jardín o huerta.
¿Cómo ayudan los ácidos húmicos al suelo?
En el suelo la presencia de ácidos húmicos ayuda a las propiedades edáficas, en concreto en su fertilidad y mejorando la actividad microbiana. Ayudan a mejorar la estructura general del suelo, consiguiendo mejorar la permeabilidad del terreno, estabilizando el pH edáfico, modificando los nutrientes para que sean más fácilmente absorbibles por los vegetales y aumentando la aireación radicular de estos.
Dependiendo del tipo de suelo específico, ya sea más arenoso o arcilloso, cumplen diferentes funciones, ya que las propiedades de los mismos son distintas.
En el caso de los suelos arenosos, debido a que los granos que los conforman son más gruesos, son naturalmente más pobres en nutrientes y su capacidad para retener el agua tras las precipitaciones es menor. Los ácidos húmicos ayudan a incrementar la retención de nutrientes, incrementando la riqueza nutricional del suelo.
En el caso de los tipos arcillosos, que están formados por granos más finos, ocurre justo lo contrario, los suelos son más ricos en nutrientes y logran almacenar más fácilmente el agua tras las precipitaciones, pero las raíces de las plantas encuentran grandes dificultades a la hora de profundizar y obtener estos nutrientes almacenados, además de que pueden ser más sensibles al desarrollo de hongos radiculares. Los ácidos húmicos en estos tipos de suelo ayudan a que sean más permeables y a que la aireación radicular sea mejor, combatiendo la podredumbre radicular.

Como has visto, no importa el tipo de suelo en el que trabajemos, ¡siempre es una buena idea que recibamos una ayuda!
¿Por qué los ácidos húmicos son tan eficientes en la fertilización de los suelos?
Para poder entender por qué los ácidos húmicos ayudan en la fertilización del suelo debemos entender el funcionamiento básico del almacenamiento de nutrientes edáficos.
El suelo tiene carga negativa. Esto es debido a que dos componentes principales del suelo, la arcilla y la materia orgánica, aportan estas cargas al conjunto del suelo. Lejos de ser un problema, esto es lo que permite que se almacenen nutrientes bajo nuestros pies.
Imaginémonos al suelo como un gran imán que permite que los nutrientes se mantengan adheridos a él, como los imanes a una nevera. Sin embargo, las cargas que se atraen y se unen son las contrarias, por lo que únicamente aquellos nutrientes con carga positiva quedaran adheridos a la matriz del suelo, de carga negativa. Estos componentes son el aluminio, el calcio, el magnesio, el sodio...
Aquellos nutrientes con carga negativa, por otro lado, son difícilmente almacenables en el suelo y rápidamente se pierden por efecto de la gravedad y de las precipitaciones, lo que se conoce como lixiviación. Ahora entenderás por qué nos suele causar problemas en el campo los nutrientes como el fosfato y el nitrato. ¡Están en formas de carga negativa y el suelo no los puede almacenar por mucho tiempo!
El suelo no tiene una capacidad de almacenamiento infinita, sino que una vez que sus huecos negativos están ocupados, no pueden quedar adheridos más nutrientes. Esto no es todo, sino que, en eventos de contaminación atmosférica, como en el caso de las lluvias ácidas, diferentes elementos pueden acumularse en exceso y competir con los nutrientes, empobreciendo el suelo y cambiando sus propiedades.

Sin embargo, los ácidos húmicos también están caracterizados por presentar esta carga negativa, como ocurría en fosfatos y nitratos, pero debido a que son más grandes no se pierden fácilmente en el suelo. Esto permite que actúen como un almacenamiento extra que tiene el suelo para que más nutrientes, y el agua, puedan almacenarse más fácilmente sin perderse. Algo así como si a nuestra nevera le añadiéramos una puerta extra donde poder colocar más imanes.
Uno de los principales efectos que nuestra sociedad está provocando en los suelos es el exceso de nutrientes minerales como producto del uso de abonos químicos. Como ahora entenderás, no sirve de nada este exceso de nutrientes, si el suelo está colapsado de ellos, simplemente se perderán.
Este no es el único problema que provocan, sino que además reemplazan la materia orgánica, reduciendo la negatividad del suelo y reduciendo aún más el almacenamiento de nutrientes, por lo que se aplican aún más abonos minerales. ¡Es la pescadilla que se muerde la cola! Esto explica por qué decimos que los ácidos húmicos ayudar a la retención de nutrientes e incorporarlos en nuestro sustrato es una buena idea.
¿Cómo podemos utilizar los ácidos húmicos en nuestro cultivo?
Si nos animamos a fabricar nuestro propio humus estaremos un poquito más cerca de los ácidos húmicos. Sin embargo, este humus es rico también en otros compuestos como ácidos fúlvicos y humina.
Para separarlos de estos necesitamos desarrollar una serie de procesos químicos que se encuentran muy lejos de las herramientas que podemos encontrar en nuestro hogar. No te preocupes, con incorporar este humus en su conjunto ya sería suficiente para cumplir con nuestro objetivo.
Por suerte, este producto puede comprarse en tiendas especializadas, aunque en mi opinión no vale la pena comprarlo independiente al resto del sustrato, sino que debemos apostar por sustratos en cuya composición ya vengan incorporados. Si aun así preferimos apostar por comprar específicamente ácidos huaicos, debemos saber que se pueden aplicar tanto en fertiirrigación para sistema hidropónico (donde son muy útiles por esta ausencia de suelo), como en el suelo de nuestro campo o jardín si hemos apostado por un cultivo tradicional.
Dependiendo el producto que adquiramos, la forma de proceder en su uso es distinta, por lo que debemos leer atentamente las recomendaciones del fabricante en cada caso concreto. Sin embargo, el funcionamiento general es crear una disolución de estos ácidos húmicos, pudiendo ser en depósitos con agua si pretendemos realizar una aplicación a gran escala o bien diluyendo el contenido en una regadera si vamos a fertilizar de manera puntual, donde una concentración de 10 mililitros de producto por cada litro de agua es una buena opción.
Este tratamiento lo podemos repetir cada 15 o 20 días, con la seguridad de que al ser un producto bastante natural su exceso no va a provocar daños en nuestros cultivos, aunque estaremos derrochando este componente.

Esta forma de utilizar los ácidos húmicos de manera más exclusiva para enriquecer nuestro cultivo no es la forma más aconsejable de desarrollar nuestro hobby debido al costo que esto tiene y a la contaminación que provoca debido a los procesos químicos que hay que desarrollar para producirlos o, en el caso de que se obtengan de leonardita, estaremos favoreciendo a la explotación de un recurso no renovable.
Desde aquí os aconsejo enormemente que apliquemos estos conocimientos para incrementar la productividad de nuestro cultivo, pero mediante técnicas más amigables con el entorno, como el desarrollo de vermicompostera y la posterior obtención y aplicación del humus de lombriz.
Como has visto, aún nos quedan muchos productos que descubrir y aplicar sobre nuestros cultivos para que neutras plantas crezcan sanas. El conocimiento de los mecanismos básicos del suelo es necesario para saber qué está ocurriendo en cada momento y qué productos utilizar para solucionar los posibles problemas que podamos tener.