El 'meneo' que recomienda Joseba Arguiñano para que la cebolla y el ajo en polvo no pierdan sabor
Consejo útil
Un truco práctico de evitar que tus condimentos pierdan aroma

Si tienes ajo o cebolla en polvo olvidados en la despensa, lo más probable es que se hayan convertido en un bloque compacto sin aroma. Es lo que pasa cuando pasan meses sin tocarse. Y justo sobre eso hablaba Joseba Arguiñano en Cocina Abierta de Karlos Arguiñano, mientras cocinaba unos garbanzos con berenjenas.
Durante la preparación, Karlos Arguiñano observó con curiosidad los ingredientes que su hijo Joseba incorporaba a la sartén. Entre ellos, cebolla y ajo en polvo, algo que llamó su atención.
‘Veo que muchos jóvenes lo usan en casa’, comentó el padre. ‘La verdad, yo nunca los he utilizado’.
Joseba respondió con naturalidad, explicando por qué los emplea en su cocina: ‘Es práctico, para aliñar unas patatas, para rebozar una carne, le echas al pan rallado y le das un saborcito. Son verduras seleccionadas, deshidratadas y se concentran bien los sabores. Pero, ojo, hay que usarlos: si los dejas mucho tiempo, cogen humedad y se quedan compactos. Hay que darles meneo’.
Ese ‘meneo’ al que se refiere no es otra cosa que agitar los botes de vez en cuando para evitar que el polvo se apelmace y pierda aroma.
Qué son y cómo se elaboran
Tanto el ajo como la cebolla en polvo se obtienen tras pelar, cortar y deshidratar los vegetales frescos a baja temperatura, para después molerlos hasta conseguir una textura fina.
En ese proceso se reduce su contenido de agua y se concentran los sabores naturales, lo que permite conservarlos durante más tiempo.

Su gran ventaja es la practicidad. No requieren corte ni cocción previa y aportan sabor de forma inmediata a carnes, verduras, guisos, pastas o aliños.
Por eso, cada vez se usan más en cocinas domésticas, especialmente para dar sabor a preparaciones secas como rebozados o mezclas de pan rallado.
Por qué pierden sabor si no se conservan bien
El problema es que, con el tiempo, tanto la humedad como el calor deterioran el aroma de estas especias.

Cuando el polvo se compacta, no solo se vuelve difícil de usar: también pierde potencia aromática.
La humedad del ambiente y los cambios de temperatura en la cocina son los principales culpables.
De ahí el consejo de Joseba: ‘darles meneo’. Mover el bote suavemente cada cierto tiempo impide que se formen grumos y ayuda a mantener la textura suelta.
Cómo conservar el ajo y la cebolla en polvo
Para conservar mejor la cebolla y el ajo en polvo, lo ideal es mantenerlos en botes de cristal cerrados y en un espacio sin luz directa. Los envases pequeños son preferibles, ya que se abren y cierran menos veces.

También puedes introducir unos granos de arroz crudo dentro del frasco: absorberá la humedad del ambiente sin alterar el sabor.
Además de etiquetar los botes con la fecha de apertura para controlar su frescura. Así sabrás cuándo renovar tus condimentos y mantener siempre su aroma y potencia original.
Otro detalle importante es no guardarlos cerca del fuego ni del lavavajillas, zonas donde el vapor es constante.
Si vives en un clima húmedo, revisa los frascos cada cierto tiempo y muévelos ligeramente. Así evitarás que se apelmacen y mantendrán su textura fina durante meses.
Aunque el ajo y la cebolla en polvo no sustituyen a los ingredientes frescos, resultan muy prácticos en muchas preparaciones.
Son perfectos para rebozados, adobos, aliños secos o mezclas de pan rallado, donde aportan sabor sin añadir humedad.
También funcionan bien en patatas fritas, verduras al horno, salsas frías o marinados.
En cambio, en guisos, sofritos o sopas y cremas, la versión fresca sigue siendo insustituible porque aporta textura, jugosidad y un aroma más complejo.