A todos nos gusta llevar ropa sin arrugas, pero preferimos no planchar, sobre todo aquellas prendas que requieren mucho cuidado y práctica, como las camisas. Sin embargo, planchar una camisa es más sencillo de lo que parece.
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Ropa y tejidos
A todos nos gusta llevar ropa sin arrugas, pero preferimos no planchar, sobre todo aquellas prendas que requieren mucho cuidado y práctica, como las camisas. Sin embargo, planchar una camisa es más sencillo de lo que parece.
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No hay duda de que una camisa se ve muchísimo mejor cuando está planchada. Incluso aquellas tejidos que no requieren de un esfuerzo a la hora de planchar.
¿Sabías que...? La primera plancha eléctrica fue patentada en 1882 por el estadounidense Henry W. Seely, cuando las redes eléctricas en los hogares aún no estaban instaladas.
Si ya has planchado el cuello y los puños, solo necesitas tres minutos más para la pechera y las mangas. Con un poco de práctica plancharás la camisa en cinco minutos.
Extiende la pechera, con los botones hacia arriba, sobre la tabla. Primero plancha los espacios entre los botones y el resto de ambas pecheras.
Extiende la espalda de la camisa sobre la tabla de planchar, alisa con las manos lo más posible y sigue planchado hasta llegar al otro extremo.
Extiende una manga en la tabla de modo que las costuras laterales queden planas y la parte de la botonadura hacia arriba. Plancha del puño al hombro. Repite con la otra manga.
No eches a perder tu esfuerzo dejando que la camisa se arrugue. Una vez planchada cuélgala en una percha y cierra dos o tres botones de arriba para que mantenga la forma.