Un nutricionista da las claves para disfrutar del queso sin hincharte
Placer sin culpa
Del parmesano al manchego curado, estos son los quesos que puedes disfrutar sin miedo a la lactosa

¿Te encanta el queso pero te deja el estómago pesado o inflamado? No estás solo. Algunas variedades contienen tan poca lactosa que incluso quienes son sensibles pueden disfrutarlas sin molestias. Te contamos cuáles son, por qué se toleran mejor y cómo incorporarlas sin renunciar al sabor.
El placer del queso sin malestar
Para muchos amantes del queso, la relación con este alimento es de amor y odio. Su sabor es irresistible, pero a veces viene acompañado de hinchazón, gases o digestiones lentas. La causa más habitual es la intolerancia parcial a la lactosa, el azúcar natural de la leche que no todos digerimos igual.
La buena noticia es que no todos los quesos tienen la misma cantidad de lactosa. De hecho, los quesos curados o madurados suelen contener muy poca, ya que el proceso de fermentación la transforma casi por completo.
Los quesos con poca o nada de lactosa
El nutricionista David Velarde (@nutrivelar) compartió recientemente en Instagram una guía útil para quienes aman el queso pero no lo toleran bien. Estos son los que puedes incluir sin miedo -o con moderación- según el tipo y grado de maduración.
Parmigiano (parmesano)
Uno de los más seguros. Es un queso curado, casi sin lactosa, rico en proteínas y calcio. Su sabor intenso permite usar poca cantidad: rallado sobre pasta o ensaladas, añade umami sin exceso calórico.
Pecorino
Elaborado con leche de oveja, este queso duro y graso resulta más digestivo que muchos de vaca. Es muy bajo en lactosa y alto en grasas saludables, perfecto para una dieta cetogénica o baja en carbohidratos.
Brie y Camembert
Los dos comparten textura cremosa y sabor suave. Aunque contienen algo más de lactosa, su fermentación los hace tolerables en pequeñas cantidades. Eso sí, conviene moderarlos si hay SIBO o candidiasis, por su contenido en mohos.
Gorgonzola
Este queso azul semiblando destaca por sus bacterias probióticas, que pueden favorecer la flora intestinal. Aun así, si hay disbiosis intestinal, puede causar molestias. Apenas tiene lactosa, pero su sabor es potente y no hace falta abusar
Gouda
Semicurado, suave y versátil. Su maduración reduce la lactosa, y suele tolerarse bien incluso en digestiones lentas. Ideal para fundir o acompañar frutas y frutos secos.
Gruyère
Con un perfil similar al parmesano, este queso suizo curado es muy bajo en lactosa y ofrece una textura más elástica y sabor suave. Perfecto para gratinar o disfrutar solo con pan de masa madre.
Havarti
De textura tierna y sabor delicado, el Havarti es uno de los más suaves del listado. Su baja lactosa lo hace ideal para reintroducir lácteos sin malestar. Funciona bien en bocadillos, fundido o en daditos para ensaladas.
Feta
El clásico griego se elabora con leche de cabra u oveja, ambas más digestivas. Su contenido en lactosa es bajo, aunque su alto nivel de sal pide moderación. Aporta un toque sabroso a ensaladas o verduras asadas.

Entre las variedades españolas, también hay quesos que apenas contienen lactosa gracias a su curación y tipo de leche. Ejemplos como la Torta del Casar (de oveja, cremosa y de maduración media), el Idiazábal ahumado (curado y con fermentación prolongada), el Payoyo (de cabra y oveja), el Manchego curado o el Picón Bejes-Tresviso (queso azul con fermentación probiótica) se consideran más digestivos y menos propensos a causar hinchazón, incluso en personas sensibles.
Por qué estos quesos se toleran mejor
El secreto está en la maduración y el tipo de leche.
Durante la fermentación, las bacterias consumen la lactosa y la transforman en ácido láctico. Por eso, cuanto más curado está un queso, menos lactosa contiene.
Además, los quesos elaborados con leche de oveja o cabra tienen proteínas y grasas distintas a las de la leche de vaca, lo que los hace más fáciles de digerir.
Velarde aclara que no se trata de quesos 'antiinflamatorios' en sentido clínico, sino de variedades que no suelen causar hinchazón ni molestias digestivas.
Cómo disfrutarlos sin problemas
Opta por curados o semicurados. Cuanto más curado, menos lactosa.
- Combínalos con alimentos ligeros. Fruta, pan integral o frutos secos ayudan a equilibrar la digestión.
- Evita excesos. Aunque sean bien tolerados, los quesos son calóricos y ricos en grasa.
- Observa tu cuerpo. Si un queso te sienta mal, no insistas: cada sistema digestivo es distinto.
Conocer qué quesos toleras mejor te permitirá seguir disfrutando de uno de los grandes tesoros de la gastronomía sin miedo a la hinchazón.
Y tú, ¿sabías que el manchego curado o el parmesano apenas contienen lactosa?