12 errores que cometes al preparar una ensalada (y cómo evitarlos)
Cocina práctica
Haz que tu ensalada pase de normal a espectacular

¿Crees que hacer una ensalada es tan sencillo como mezclar lechuga y tomate? En realidad, hay varios errores al preparar ensalada que arruinan su sabor, textura o incluso su valor nutricional. Desde el exceso de agua hasta el abuso de ingredientes o aliños, son fallos más comunes de lo que imaginas.
Aquí te contamos los 12 errores más habituales al preparar una ensalada y, sobre todo, cómo evitarlos para conseguir siempre una ensalada perfecta: fresca, sabrosa y equilibrada. ¡Toma nota y mejora tus ensaladas desde hoy!
1. Usar lechuga vieja o mustia
La base de casi cualquier ensalada es la hoja verde. Si está pasada o amarillenta, toda la receta pierde. Las hojas lacias se vuelven amargas y no aportan frescor. Para evitarlo, conviene elegir lechugas o brotes muy frescos, almacenarlos bien (en bolsas perforadas o envases herméticos en la nevera) y consumirlos rápido.
Un truco sencillo si están un poco mustias: sumérgelas unos minutos en agua con hielo. Recuperan su firmeza y crujiente.
Y para consevar la lechuga, envolverla en papel de aluminio dentro del cajón de las verduras, te garantiza su frescura por más tiempo.
2. No lavar ni secar bien las hojas
Nada arruina más una ensalada que encontrar un grano de tierra o un pequeño insecto o gusano. Aunque parezca obvio, muchas personas olvidan lavar con esmero la lechuga, sobre todo si es de huerta o viene entera.
Después del lavado, es esencial secarla bien: el exceso de agua diluye el aliño y crea una sensación aguada que mata el sabor. Un centrifugador de ensaladas o un paño limpio son aliados imprescindibles.

3. Sobrecargarla de ingredientes
Es fácil emocionarse añadiendo de todo: quesos fuertes, frutas, frutos secos, encurtidos o legumbres. Pero demasiados ingredientes terminan compitiendo entre sí. En lugar de un plato equilibrado, sale un revoltijo de sabores que se anulan.
Lo ideal es elegir entre tres y cinco ingredientes bien pensados, que combinen en sabor y textura: algo fresco, algo cremoso, algo crujiente. Así la ensalada tiene personalidad y coherencia.
4. Cortar los ingredientes sin cuidado
A veces se ven ensaladas con trozos gigantes de lechuga o tomate que obligan a usar cuchillo y tenedor. O al revés: ingredientes tan finos que se deshacen. Cortar con cuidado y en tamaños adecuados es clave para que cada bocado sea cómodo y atractivo. Además, los cortes uniformes mejoran la presentación y aseguran que el aliño se distribuya de forma homogénea.
5. Usar ingredientes pasados o sin sabor
Un tomate harinoso, un pepino mustio o unas fresas pochas pueden arruinar tu ensalada. La frescura es todo. Por eso, conviene comprar frutas y verduras de temporada y consumirlas pronto. También revisar frutos secos o semillas: si están rancios, darán un sabor desagradable. Lo mejor es almacenarlos en tarros herméticos, en un lugar fresco y seco.

6. Aliñar en el momento equivocado
El aliño puede ser el alma de la ensalada o su perdición si se usa mal. Aliñar con mucha antelación hace que las hojas se empapen y pierdan su textura. En cambio, hacerlo en el plato ya servido a menudo deja partes secas sin sabor. Lo ideal es mezclar bien en un bol grande justo antes de servir, para que todo se impregne de forma homogénea.
7. Pasarse o quedarse corto con el aliño
Otro clásico error es ahogar la ensalada en aceite o vinagre, convirtiéndola en un plato pesado. O lo contrario: apenas aliñarla, dejándola insípida. Encontrar el equilibrio es clave. La proporción clásica (3 partes de aceite por 1 de vinagre o limón) funciona muy bien. Además, usar ingredientes de calidad, como un buen aceite de oliva virgen extra o un vinagre aromático, marca la diferencia.
8. Olvidar el equilibrio nutricional
Muchas ensaladas caseras son poco más que lechuga y tomate. Muy ligeras, sí, pero también poco saciantes y algo aburridas. Para que sea un plato completo, conviene pensar en el equilibrio: proteínas (atún, huevo duro, queso fresco, legumbres), grasas saludables (aguacate, frutos secos, aceite de oliva) e hidratos si quieres un plus de energía (arroz integral, pasta, quinoa). Así tu ensalada quedará sabrosa y nutritiva.
9. Hacer siempre la misma receta
La rutina es enemiga de la creatividad en la cocina. Si siempre preparas la misma ensalada, te acabarás aburriendo y dejarás de disfrutarla. La clave está en variar: usar distintas bases verdes (rúcula, espinaca, kale), incorporar frutas frescas de temporada (mango, granada, manzana), jugar con frutos secos o quesos diferentes y probar aliños nuevos (soja y sésamo, yogur con limón y hierbas, mostaza y miel).
10. Confiar en salsas industriales sin mirar los ingredientes
Muchas salsas comerciales parecen una solución rápida, pero suelen estar llenas de azúcares, sal y aditivos. Aunque puedan 'arreglar' una ensalada sosa, la convierten en un plato mucho menos saludable.
Preparar un aliño casero es fácil, barato y mucho más sano: basta con un buen aceite de oliva virgen extra, vinagre o limón, sal y pimienta. Si quieres más creatividad, añade yogur, mostaza, hierbas frescas o frutos secos molidos.

11. Ignorar la estacionalidad de los ingredientes
Una buena ensalada depende de productos frescos y sabrosos. Si usas tomates en invierno o frutas fuera de temporada, el resultado será insípido y caro. Apostar por la estacionalidad te asegura mejor sabor, mejor precio y menor impacto ambiental.
En verano puedes aprovechar tomates jugosos, pepino, frutas como sandía o melón. En otoño e invierno, calabaza asada, escarola, cítricos o frutos secos.
12. Olvidar el toque final
El detalle final es muchas veces lo que eleva la ensalada de normal a espectacular. Unas hierbas frescas picadas, semillas tostadas, un chorrito de un buen aceite de oliva virgen extra o unas gotas de limón o vinagre balsámico pueden redondear el sabor y darle vida. Son gestos sencillos pero muy efectivos para que cada bocado sea especial.
Como ves, preparar una ensalada perfecta no es cuestión de complicarse con recetas imposibles, sino de evitar estos errores tan comunes. Con ingredientes frescos, cortes cuidados, combinaciones equilibradas y un aliño bien pensado, podrás disfrutar de platos ligeros, sabrosos y saludables que no cansan nunca. Tu ensalada nunca volverá a ser aburrida.