Gomasio el condimento japonés que transforma tu cocina y tu salud

El arte del sésamo

Una pizca de historia en cada grano

Las semillas de sésamo se tuestan y se trituran suavemente, liberando sus aceites naturales para dar vida al gomasio.
Las semillas de sésamo se tuestan y se trituran suavemente, liberando sus aceites naturales para dar vida al gomasio.

El gomasio -también conocido como 'sal de sésamo'- es un condimento tradicional japonés con siglos de historia. Su origen se vincula a la cocina macrobiótica y a la filosofía oriental de encontrar el equilibrio a través de los alimentos.

En Japón se utiliza como sustituto parcial de la sal, pero también como potenciador de sabor en platos de arroz, verduras y sopas.

Lo que lo hace único no es solo su sencillez -apenas semillas de sésamo tostadas con un toque de sal marina-, sino la profundidad de matices que consigue aportar a las recetas. Su textura crujiente, su sabor tostado y ese punto salado lo convierten en un aderezo versátil y saludable.

Qué es exactamente el gomasio

El gomasio se prepara a partir de semillas de sésamo (blanco o negro) ligeramente tostadas y molidas junto con sal marina en proporciones que suelen oscilar entre 7:1 y 12:1 (sésamo/sal). Esta proporción no es casual: la idea es reducir el consumo de sal sin renunciar al sabor.

La técnica tradicional utiliza un suribachi (mortero japonés de cerámica con estrías) que permite triturar las semillas de manera controlada, liberando sus aceites naturales sin convertirlas en pasta. El resultado es un polvo aromático y ligeramente grumoso que se conserva bien durante semanas en un tarro hermético.

El gomasio conserva una textura granulada y crujiente, lista para espolvorear sobre arroz, verduras o sopas.
El gomasio conserva una textura granulada y crujiente, lista para espolvorear sobre arroz, verduras o sopas.

Beneficios nutricionales que van más allá del sabor

El gomasio no es solo un condimento: es un aliado nutricional.

  • Reducción de sodio: al sustituir parte de la sal, ayuda a moderar el consumo de sodio sin perder sabor.
  • Fuente de minerales: el sésamo es rico en calcio, hierro, magnesio y zinc, minerales clave para huesos, músculos y sistema inmunitario.
  • Proteínas y grasas saludables: las semillas aportan proteínas vegetales y ácidos grasos insaturados beneficiosos para el corazón.
  • Antioxidantes naturales: gracias a la sesamina y la sesamolina, compuestos propios del sésamo, contribuye a combatir el estrés oxidativo.
  • Digestión y energía estable: dentro de la cocina macrobiótica, el gomasio se considera un condimento que favorece la asimilación de nutrientes y proporciona energía equilibrada.

Este conjunto de beneficios lo ha hecho popular no solo en Japón, sino también en Occidente, donde cada vez más personas buscan alternativas naturales y nutritivas para sazonar sus platos.

Cómo hacer gomasio casero paso a paso

Preparar gomasio en casa es sencillo, rápido y te permite controlar la calidad de los ingredientes:

  • Tuesta las semillas de sésamo en una sartén sin aceite, a fuego medio, hasta que empiecen a saltar y desprendan aroma.
  • Añade la sal marina y mezcla durante unos segundos.
  • Muele en un mortero o procesador: lo ideal es triturar lo suficiente para romper las semillas, pero sin hacerlas harina.
  • Guarda en un frasco hermético de cristal y consérvalo en lugar fresco y seco.

Tip: prueba a variar las proporciones (10:1 para menos sal, 7:1 para un sabor más intenso) y experimenta con semillas negras para un toque más exótico.

Usos en la cocina: más allá del arroz

Aunque el arroz blanco ha sido su compañero más fiel en la mesa japonesa, el gomasio demuestra una versatilidad sorprendente cuando se incorpora a otras preparaciones. Una simple ensalada de hojas verdes cobra nueva vida con un toque de este condimento, que añade textura crujiente y un matiz tostado difícil de conseguir con la sal común.

Del mismo modo, las verduras al vapor o asadas ganan carácter sin necesidad de recurrir a salsas pesadas, algo que se aprecia especialmente en recetas de temporada como unas judías verdes salteadas o en una calabaza asada al horno.

Un toque de gomasio transforma una ensalada fresca en un plato lleno de sabor y nutrientes.
Un toque de gomasio transforma una ensalada fresca en un plato lleno de sabor y nutrientes.

También resulta delicioso en cremas y sopas, donde basta una pizca para añadir complejidad a caldos sencillos; o en tostadas con aguacate, donde sustituye a la sal tradicional aportando un sabor más profundo. Incluso carnes y pescados a la plancha agradecen ese acabado final que realza el plato justo antes de servirlo.

Y para quienes buscan desayunos diferentes, nada como espolvorear gomasio sobre yogur, avena o fruta fresca, rompiendo la monotonía de lo dulce con un contraste inesperado.

Por su capacidad de integrarse en preparaciones tan variadas, el gomasio se convierte en un auténtico básico de despensa: práctico, saludable y con la riqueza cultural de un condimento que ha viajado desde Japón para reinventar nuestra cocina cotidiana.

El gomasio en la dieta macrobiótica y vegana

Dentro de la macrobiótica, el gomasio tiene un rol protagonista porque equilibra la energía yin (sésamo) y yang (sal). Se emplea no solo como condimento, sino como herramienta para reducir la dependencia de la sal refinada.

En la cocina vegana, el gomasio se aprecia como fuente natural de calcio y como potenciador de sabor que evita recurrir a productos ultraprocesados. Es un ejemplo perfecto de cómo un condimento ancestral puede encajar en tendencias alimentarias actuales.

El mortero japonés suribachi permite moler el sésamo y la sal para crear un gomasio aromático y auténtico.
El mortero japonés suribachi permite moler el sésamo y la sal para crear un gomasio aromático y auténtico.

Variaciones y versiones modernas

Aunque la receta tradicional de gomasio se limita a la unión sencilla de sésamo y sal, la curiosidad gastronómica ha abierto camino a nuevas interpretaciones. En Japón, por ejemplo, no es raro encontrar gomasio elaborado con sésamo negro, que aporta un color más intenso y un sabor ligeramente amargo, muy apreciado en arroces y sopas.

En Occidente, la creatividad ha llevado a combinarlo con algas como el nori o el wakame, que añaden un matiz marino perfecto para platos de pescado o ensaladas frescas. Otros prefieren enriquecerlo con especias como la cúrcuma o el comino, creando versiones con un perfil aromático distinto. Incluso hay quienes incorporan semillas de lino o chía, en un intento por aumentar su aporte de omega-3 y darle un carácter más 'superfood'.

Estas variaciones no pretenden sustituir al gomasio clásico, sino mostrar cómo un condimento ancestral puede dialogar con las tendencias culinarias actuales. Es la prueba de que tradición e innovación no son polos opuestos, sino caminos que se cruzan en la cocina.

Consejos para comprar y conservar gomasio

El gomasio que llega a nuestras mesas puede comprarse ya preparado o elaborarse en casa. Si optas por adquirirlo en tiendas, conviene fijarse en pequeños detalles: que el sésamo sea de cultivo ecológico, que la sal utilizada sea marina sin refinar y que la proporción entre ambos ingredientes esté claramente indicada. Marcas especializadas en productos macrobióticos suelen cuidar estos aspectos, ofreciendo un condimento de mayor calidad.

Quienes prefieren la versión casera disfrutan, además, del ritual de tostar y moler las semillas, con el añadido de poder ajustar la cantidad de sal a su gusto. Eso sí, conviene recordar que el gomasio no es un producto eterno: sus aceites naturales pueden perder aroma y sabor con el tiempo. Lo ideal es guardarlo en un frasco de cristal hermético, en un lugar fresco y alejado de la luz, y consumirlo en pocas semanas para disfrutarlo en su mejor momento.

Más allá de la compra y la conservación, lo importante es mantener viva esa filosofía que acompaña al gomasio: la de un condimento sencillo, capaz de transformar un plato cotidiano en algo especial.

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