La frecuencia, la cantidad y la forma de riego varía según las necesidades de cada planta.
1. Las plantas con flores, por ejemplo, requieren un riego abundante, sobre todo, durante la época de floración y crecimiento, que suele durar desde primavera hasta verano. Un riego abundante significa que la tierra debe estar húmeda en todo momento, sin que la superficie llegue a secarse del todo. Para saber cuándo hay que regar, basta con tocar la tierra por encima.
Si está seca, habrá que regarla abundantemente hasta que el agua salga por los agujeros de drenaje del contenedor. Después, dejaremos que escurra y eliminaremos el agua que haya quedado en el plato. Normalmente, este tipo de plantas se riegan 3 o 4 veces por semana en verano y una vez a la semana en invierno.
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2. Un riego moderado significa mojar el sustrato sin llegar a empaparlo del todo. Las plantas que exigen un riego de este tipo son algunas suculentas y las plantas que almacenan nutrientes y reservan agua en sus raíces (bulbos, rizomas, tubérculos, raíces tuberosas). En este caso, lo normal es regarlas 2 o 3 veces por semana en verano y una vez cada 10 días en invierno.
3. Otras plantas prefieren un riego escaso, que implica dejar secar la parte superior de la tierra (un tercio, más o menos) entre cada riego. Estas plantas se riegan una vez a la semana en verano y una vez al mes en invierno. Se trata de cactus, suculentas...
Además de la frecuencia y la cantidad, también puede variar la forma de regar la planta.
Algunas hay que regarlas desde arriba, directamente sobre la tierra, sin mojar las hojas.
Otras se riegan colocando agua en el plato, bajo la maceta, para que la tierra la absorba a través de los agujeros de drenaje. Esta es una buena técnica para regar plantas delicadas como las orquídeas y los helechos.

Por último, existe otra técnica llamada riego por inmersión, que consiste en introducir la planta, con su maceta, en un recipiente con agua y mantenerla sumergida hasta que dejen de salir burbujas. Además, éste es un buen método para revivir una planta seca.
Otros factores como el clima o la ubicación de la planta también son importantes a la hora de regarla. Si se encuentra en una habitación seca y calurosa, habrá que regarla con más frecuencia o de forma más abundante. Si se encuentran en una zona fresca y sombría no necesitarán tanta agua. Por último, intenta regar siempre con agua del tiempo y procura hacerlo evitando mojar las flores y la incidencia directa del sol.